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Carnicería de los peñistas con los novillos de Villaviciosa

. Los peñistas de Villaviciosa de Odón (12.000 habitantes, suroeste de Madrid) se transformaron en toreros aficionados sin fortuna en la suerte de matar durante la becerrada popular celebrada el pasado jueves en la localidad, que vive estos días sus fiestas patronales en honor de la Virgen de la Soledad. Tres novillos de la ganadería de Alfredo Quintas sufrieron hasta la saciedad con la inexperiencia de los mozos a la hora de empuñar el estoque y las banderillas.Vecinos asistentes al festejo e incluso miembros de las peñas participantes han criticado el espectáculo ofrecido ese día en la plaza de toros portátil instalada en el recinto ferial de Villaviciosa. "Aquello más que toreo era una carnicería nada agradable", manifiesta una joven vecina del municipio que abandonó el coso taurino antes de concluir la becerrada. Según el relato de los asistentes, uno de los astados tardó más de media hora en morir. "Se tumbaba y se volvía a levantar, ya más muerto que vivo".

Los dos primeros novillos fueron toreados por los integrantes de las dos peñas ganadoras del concurso local, y el tercero, de mayor envergadura, estaba previsto que fuese toreado, según fuentes municipales, por el novillero que dirigía la lidia. Sin embargo, algunas fuentes han indicado que el novillo fue muerto por gente "de fuera del pueblo", aficionados también. Estos se encargaron de dar con el animal en tierra después de numerosos y frustrados intentos con la espada y el descabello. Se da la circunstancia de que uno de los novillos pequeños fue toreado con una de las patas dañadas, sin que las autoridades de la plaza ordenaran devolverlo al toril.

En la suerte de banderillas, los aficionados demos traron asimismo su inexperiencia. Uno de los novillos fue lidiado "con una banderilla de pendiente". No corrió mejor suerte la vaquilla soltada para completar el espectáculo taurino, que, sin ser lidiada, "salió medio muerta" de la plaza por el ímpetu con el que la acosaron los mozos.

La alcaldesa de Villaviciosa, María Pilar Martínez López, del Partido Popular, no asistió a la becerrada. A preguntas de este periódico, manifestó que en el ayuntamiento no se había presentado ninguna reclamación al respecto. La máxima autoridad local dijo que no tenía conocimiento de que en la becerrada se hubiese cometido "salvajada alguna" con los animales. La corrida era una actividad de las peñas que, según la responsable de la corporación, contó con todos los permisos necesarios, con las medidas de seguridad pertinentes y con la presencia del veterinario y un director de lidia. Según la alcaldesa, fueron las propias peñas las que le solicitaron este año torear y matar a los becerros. "Lo único que hemos hecho ha sido organizarlo para ellos".

La alcaldesa añadió que, previamente al festejo, se reunió con los peñistas para advertirles que se comportaran correctamente con los animales, siguiendo las directrices marcadas por la Delegación del Gobierno. "Me dieron esas garantías en el despacho. Luego, no se puede controlar lo que hacen en la plaza".

Todas las fuentes coincididen en señalar que el sangriento espectáculo fue motivado más por la inexperiencia de los mozos en las artes del toreo que por crueldad intencionada hacia los animales. La alcaldesa ha restado importancia a los incidentes y ha señalado que también en corridas de primera categoría hay profesionales que estoquean una y otra vez a los toros. "A lo mejor, lo que habría que hacer es prohibir las corridas", concluyó.

La becerrada popular es una vieja tradición en Villaviciosa de Odón. En los últimos años, los toros no eran ni banderilleados ni estoqueados, sino que las peñas se dedicaban exclusivamente a correr los animales en la plaza.

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