Un enviado de Bush no quiso pasar por Madrid si no le recibía el titular de Exteriores
Un emisario del presidente norteamericano, George Bush, el embajador Vredeland, que deseaba informar sobre actuaciones del régimen libio de Gadaffi, renunció a viajar a España el mes pasado porque el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, optó por irse de vacaciones en lugar de recibirle y no aceptó hablar con el subsecretario Máximo Cajal, según fuentes diplomáticas españolas.
La idea de enviar a Vredeland en misión especial a Europa surgió a mediados de julio, en la cumbre que los líderes de los siete países más industrializados celebraron en Londres. El primer ministro italiano, Giulio Andreotti, insistió entonces ante Bush en la necesidad de dar una oportunidad a Libia de reinsertarse en la comunidad internacional.El régimen de Muammar el Gaddafi, le replicó en sustancia Bush, sigue manteniendo vínculos con grupos terroristas, y para convencerle le anunció que le enviaría a un embajador en misión especial a Roma, así como a las otras dos capitales europeas más deseosas de normalizar relaciones con Libla: París y Madrid.
Vredeland, que tiene en el Departamento de Estado un nivel equivalente al de un subdirector general en España, inició en Roma su gira con documentos sobre la responsabilidad de Gaddafí en la voladura de un Boeíng 747 de la compañía estadounidense Pan Am que causó, en diciembre de 1988, la muerte de 270 personas. Libia, sostenía, actuó a través del grupo palestino capitaneado por el disidente Ahmed Jibril.
A pesar de su escaso nivel administrativo, Andreotti recibió en Roma al embajador especial. En París sólo pudo entrevistarse con el titular de Asuntos Exteriores, Roland Dumas. El 2 de agosto tenía previsto volar a Madrid para reunirse con el presidente Felipe González, que ese día tenía tina cita con su homólogo británico, John Major.
Fernández Ordóñez mantuvo, por su parte, su decisión de iniciar sus vacaciones en Santa Pola (Alicante) tras el Consejo de Ministros de ese día, y encargó al subsecretario de Exteriores, Máximo Cajal, que atendiese al emisario. Vredeland consideró que un embajador mandatado por Bush se merecía un interlocutor con más rango que un subsecretario y, empleando este argumento, comunicó la cancelación de la visita.
El 15 de julio, Fernández Ordóñez se había entrevistado en Madrid con su homólogo libio, Ibrahim Bechari.
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