Alardes toreros de Esplá
Luis Francisco Esplá armó el taco en la inauguración de la Feria de la Vendimia en Nimes, cuando culminó la lidia del cuarto victorino haciéndole rodar sin puntilla con una gran estocada recibiendo en los medios de la plaza. Era el broche a una faena rebosante de alardes, todos ellos hijos de la inteligencia, incluso el salto de la barrera con puro tijeretazo de tenista tras un par de banderillas.Esplá vio, pese a las protestas del público, que el toro Paquetero podía muy bien tomar tres varas; después clavó dos pares excelentes por los adentros; con la muleta puso pasión y, basándose en todo momento en la sensibilidad para dar distancia a su enemigo, toreó con ganas, temple y, sobre todo, poniéndole color a la faena.
Martín / Esplá, Mendes, Loré
Toros de Victorino Martín, discretos de cuerna, menos 5º y 6º, muy bien armados; en general dieron buen juego; 2º, 3º y 4º boyantes.Luis Francisco Esplá: media desprendida (ovación y salida a los medios); estoconazo fulminante recibiendo (dos orejas). Víctor Mendes: pinchazo, dos pinchazos hondos, rueda de peones y descabello (ovación y salida al tercio); dos pinchazos y estocada caída (ovación y salida al tercio). Denis Loré: estocada tendida, rueda de peones y descabello (ovación y salida al tercio); pinchazo sin soltar, pinchazo, media pescuecera y descabello (silencio). Plaza de Las Arenas, 18 de septiembre. Primera corrida de la Feria de la Vendimia. res cuartos de entrada.
Los victorinos, después de su renombrado exilio en Francia, entienden no sólo "je, toro", sino "oeh, oeh": pero siguen siendo los mismos, más listos que el hambre. El primero, quinto y sexto no exhibieron gran vivacidad, pero en general la corrida, si no un gran picante, aportó continuo interés y eso los aficionados de Nimes lo valoran.
Los tres espadas quisieron hacerse valorar en banderillas, y en la primera mitad de la corrida se galanteaban mutuamente cediéndose los palitroques y compitiendo en bonitas chulerías. Luis Francisco Esplá estuvo bríllante, Víctor Mendes ejecutó con generosidad su salto y mate a lo NBA, aunque en su segundo aguantó bien un par de extraños del cornúpeta, y el nimeño Denis Loré anduvo más o menos fácil y zanquilargo.
En el primero de la tarde, que no muy sobrado de fuerzas le olisqueaba las zapatillas, Esplá anduvo porfión, pero con una porfía que necesita muchos saberes previos.
Víctor Mendes, poderosazo como siempre, no les quitaba la muleta de la cara a sus toros; en el primero del lote consiguió rebañar tandas de derechazos como quien rebaña el plato, y en su segundo él y el bicho estuvieron más sosotes.
Denis Loré no logró fijar la nerviosa embestida de su primero y, falto de capacidad de mando, roció de precipitación lo que exigía aplomo; en el que cerró plaza, que asustaba mucho más por lo corniabierto que por sus hechos, porque empezó fisgando repetidamente el callejón, no supo ver la necesidad de doblarse severamente y ello le llevó a pasarlas moradas, porque el victorino, aunque no traidor, tampoco era tonto.
Babelia
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