Rincón y Aparicio triunfan con toros de 'taca-taca'
Los dos toreros salieron por la Puerta del Toro, que es la puerta grande en la plaza de La Glorieta, sonrientes a más no poder y casi en la más intensa anochecida, porque en seis toros la corrida duró ayer 20 minutos más que otras tardes; se deduce que el presidente perdonó avisos a alguien. Y a un toro se le dio la vuelta al ruedo, inconcebiblemente. Bueno, inconcebiblemente no. Pasa mucho. Sencillamente, las buenas gentes recordaron sólo que el animal fue emotivo en la muleta, esto es, que transmitió, sobre todo en relación con sus hermanos, y se olvidaron de que en varas le puso los morros en la pechera al picador, se quitó el palo en la segunda entrada, se dolió, mugió y se defendió en banderillas... Y como prólogo de todo esto, pegó un brinco y se paseó por el callejón. De eso se olvidaron. Santos varones.Toros de taca-taca. Eso podría definirlos. Bondadosos como criaturas, y endebles como las mismas. Propiamente taca-taca deberían haber sacado, como quien tiene pasos inciertos y escasas fuerzas. Se hubieran evitado claudicaciones frecuentes, rodillazos múltiples y hasta, alguna talegada, además de esas embestidas cansinas -"con mucha calidad", dicen-, que tienen los toros sin emoción. Y un par de huevos fritos. "Mortadela, que les den mortadela", dijo uno que se pasaba por el arco de triunfo la cantada calidad. Bueno, pues mortadela también.
Aldeanueva / Rincón, Aparicio
Toros de Aldeanueva, gordos, pobres de cabeza, débiles y nobles. 3º premiado con vuelta al ruedo. César Rincón: estocada aguantando y rueda de peones (oreja); media tendida, estocada desprendida y rueda de peones (oreja); dos pinchazos -aviso-, estocada y dos descabellos (ovación y saludos). Julio Aparicio: estocada con vómito (ovación y saludos); estocada corta desprendida y rueda de peones (oreja); estocada (dos orejas). Ambos espadas salieron a hombros por la Puerta del Toro. Plaza de La Glorieta, 18 de septiembre. Séptima corrida de feria. Lleno.
César Rincón hizo una limpia faena, y justa también, a su primero, que embistió muy rijo en la muleta. En el segundo suyo, sometió una cierta aspereza y ligó impecablemente, aguantando la cara del toro en la mismísima barriga, y en el quinto, debió de enronquecer a base de gritar "¡je, toro!', intentando sobreponerse a la debilidad del animal. Tuvo la gentileza de invitar a Joselito Muñoz, sobresaliente en la corrida, a intervenir en un quite en el quinto, siendo aplaudido al concluirlo el espada salmantino.
Aparicio toreó "por arribita", claro, en su primero, tan flojo que hacía penitencia a cada paso. Anduvo arqueado demasiadas veces. Con los chispazos inevitables gracias a su calidad en los otros dos toros, dejando constancia de su graciosa clase de torero. Pero no redondeó las faenas. Sin toros de taca-taca, hubiera sido otra cosa.
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