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Kepa Aulestia y otros seis dirigentes críticos de EE dimiten de la ejecutiva

La crisis del Gobierno vasco, zanjada con el cese de los tres consejeros de Eusko Alkartasuna (EA), ha precipitado el estallido del menor de sus socios, Euskadiko Ezkerra (EE). Los siete miembros de la corriente crítica Auñamendi en la ejecutiva de EE, encabezados por su líder, Kepa Aulestia, dimitieron ayer en bloque de ese organismo, en desacuerdo con la exclusión del partido de Carlos Garaikoetxea, y reclamaron un congreso extraordinario. El secretario general de EE, Jon Larrinaga, admitió que sólo puede garantizar al actual Gobierno en funciones el apoyo de uno de sus seis parlamentarios.

Auñamendi rechaza la actitud de EA y las mociones favorables a la independencia, porque representan una ruptura del marco estatutario. No obstante, considera la última comunicación de Garaikoetxea al lehendakari, José Antonio Ardanza, una posibilidad de solución que ni siquiera se ha intentado.El sector oficial, con amplia mayoría entre los 26 miembros de la ejecutiva, anunció poco después de recibir las dimisiones su decisión de exigir a los cinco parlamentarios autonómicos de Auñamendi un acatamiento expreso de la autoridad de los órganos directivos. Hoy mismo intentarán conseguirlo Jon Larrinaga y el presidente de EE, Juan María Bandrés, y luego acudirán a la vía del requerimiento notarial.

Si la respuesta no es satisfactoria entrarían en juego las "disposiciones estatutarias", según expresión de Larrinaga, en lo que parece un eufemismo para referirse a la expulsión. El sector oficial quiere continuar en el Gobierno vasco y participar en las negociaciones para buscar nuevo socio pero, según admite Larrinaga, "en estos momentos lo único seguro es que EE apoya al Ejecutivo con un parlamentario".

Intolerancia

La actitud frente a EA del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de la dirección de EE ha pecado, según el parlamentario autonómico Xabier Gurrutxaga, uno de los portavoces críticos, de intolerancia y falta de flexibilidad.

Para Aulestia no hay ya más salida que un congreso extraordinario. "La naturaleza de la ruptura del Gobierno vasco y la situación de divergencias en EE", señaló, "sólo se puede solucionar mediante una vía tan extraordinaria y tan participativa como esa".

La convocatoria del congreso extraordinario corresponde a la Asamblea Nacional, máximo órgano entre congresos, donde el sector oficial cuenta con mayoría. Pero los estatutos prevén también su celebración a petición del 25% de los afiliados. Esta proporción parece estar al alcance de Auñamendi, según admiten en privado representantes de los dos sectores. Unos y otros coinciden en que el congreso sólo servirá para levantar el acta de defunción del partido.

La ejecutiva inició su reunión en Bilbao a las 18.15. Aulestia y sus compañeros, junto a otros dirigentes de Auñamendi invitados a la sesión, la abandonaron media hora más tarde. Quedó dentro el consejero de Trabajo, Martín Auzmendi, alineado con Auñamendi, para explicar sus discrepancias sobre la resolución de la crisis del Gobierno. Auzmendi ha anunciado su abandono del Ejecutivo si hay modificaciones sustanciales del programa.

El detonante inmediato de las dimisiones fue, según los críticos, la negativa de la ejecutiva a permitirles explicar sus discrepancias. El secretario general sometió a votación previa una resolución según la cual los órganos del partido "son los únicos legitimados para tomar las decisiones" sobre la actividad y la política de alianzas. "Por dignidad, no estamos dispuestos a ofrecer acatamientos sin debate previo", explicó Aulestia al abandonar la sede. Los oficiales subrayaron el hecho de que los siete críticos tenían el escrito de dimisión firmado antes de iniciarse la sesión.

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