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Cuatro niños gitanos de Mancha Real, solos en las aulas el primer día de clase

Las aulas de¡ colegio público Sixto Sigler, en Mancha Real (Jaén), se quedaron ayer vacías ante el rechazo de los vecinos payos a que sus hijos las compartiesen con cuatro niños gitanos en su primer día de clase. Unas 200 madres recorrieron el centro escolar gritando "Fuera, fuera" a los apenas 80 niños payos de los 1.400 inscritos en el centro, que se incorporaron a las aulas. El piquete intimidatorio de las mujeres causó su efecto y la mayor parte de los padres fueron retirando a sus hijos de las aulas durante la mañana. Unos seis millones de niños entre 3 y 14 años comenzaron ayer el curso en toda España.

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Los cuatro niños gitanos, de los 17 que se encuentran inscritos en el centro escolar, fueron al colegio en un coche particular acompañados por uno de los padres y por el presidente de la Asociación Provincial Gitana de Jaén (Aprogi), Antonio Jiménez. A su llegada al recinto fueron recibidos por un grupo de madres payas con gritos de "Asesinos, fuera del pueblo, criminales".Los niños gitanos, de nombres Manuel, Isidro, Francisca y Antonio, los tres primeros de siete años y el último de 10, pasaron al interior del recinto escolar y tomaron asiento en sus respectivas aulas de primero y tercer curso de EGB. Los más pequeños estuvieron acompañados en un primer momento por otros ocho compañeros payos, compañía que en el curso de la mañana se fue reduciendo hasta quedar solos en clase los tres niños gitanos. Por su parte, el mayor de los niños, Antonio, estuvo durante toda la mañana acompañado por su compañera Marisa, dado que la madre de esta niña fue la única persona que desoyó las amenazas y presiones lanzadas por sus convecinas, a pesar de ser consciente de que podía ser objeto de represalias.

Guardia Civil

Durante toda la mañana, alrededor de una veintena de guardias civiles custodiaron los edificios del colegio en prevención de que se pudieran originar incidentes violentos por parte de la población manchega, mientras otro dispositivo antidisturbios de la Guardia Civil permanecía acuartelado en el pueblo.

Durante la tarde del domingo, un grupo de vecinos de Mancha Real recorrió las calles de la localidad invitando a los padres de los alumnos, a través de aparatos de megafonía, a que se opusieran a la presencia de niños gitanos en el pueblo.

Pedro Martín, delegado de Educación de la Junta de Andalucía en Jaén, calificó de racista la reacción de la población de Mancha Real respecto a la asistencia a clase de los niños gitanos. "Si no es racismo, al menos lo parece", dijo el delegado. Pedro Martín aseguró que la Administración no va a ceder ante las presiones de los padres, cuya actitud calificó de "irracional", y dijo que el absentismo escolar que se está produciendo en Mancha Real "se va a prolongar hasta que los padres quieran". El delegado añadió que el diálogo era la única vía para dar una solución definitiva al conflicto.

Por su parte, el presidente de la Federación de Asociaciones Romaníes de Andalucía, José Maldonado, restó importancia a los incidentes diciendo: "No ha habido tanto rechazo, sólo que algunas madres han gritado 'Fuera', pero lo importante es que los niños han entrado en clase". "El rechazo no procede de los niños no gitanos, sino de sus padres, pero los colegios están abiertos para todos los ciudadanos de este país y ni los propios padres podemos quitar a los niños su derecho a la enseñanaza".

Viviendas destruidas

José Maldonado añadió que lo más urgente es "que se agilicen los trámites para la rehabilitación de las viviendas gitanas que fueron destruidas". "Estamos tramitando un crédito con una entidad bancaria para iniciar la reconstrucción de las casas y que los 17 niños gitanos se incorporen inmediatamente a sus clases. Muchos de estos niños se encuentran con sus familias en la recogida de fruta en Valencia o en otros pueblos de Jaén", dijo.

Por su parte, Antonio Romero, patriarca del clan gitano de Mancha Real, valoró la actitud de las madres de alumnos diciendo que "esa gente no tiene educación ni vergüenza, porque un niño no tiene culpa de nada y están pagando inocentes". En un tono más trágico, Antonio Romero aseveró: "Si le pasase algo en Mancha Real a algún niño gitano, no quedaría la cosa como está y cambiaríamos todos los pareceres que hemos mantenido hasta ahora".

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