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Francia estrena la 'semana de cuatro días' en el nuevo curso

En Francia el curso escolar 1991 / 92 será, para alumnos y profesores, sustancialmente distinto al muy conflictivo del año anterior. De entrada, serán muchos los institutos que experimenten la llamada semana de cuatro días, en la que sábado, domingo y miércoles serán íntegramente festivos.Además, el número de alumnos por clase disminuirá, por primera vez en varios años, por dos razones: debido a la menor presión demográfica y también gracias a la creación de "nuevos institutos y a la contratación de más de 4.000 nuevos profesores. Los 35 alumnos por clase que eran norma en el 40% de los institutos, este año afectará a apenas un 30% de los mismos. Y la lucha contra la masificación de la enseñanza también figuraba en las pancartas de los miles de estudiantes que, a lo largo del otoño de 1990, invadieron regularmente las calles de las ciudades francesas. Asimismo, se incrementarán la vigilancia policial en los institutos.

La semana de cuatro días no es una novedad absoluta, ya que varios centros la practicaban pero dejaban para sábados o miércoles por la mañana asignaturas o prácticas optativas, como la religión, deporte o el teatro. El nuevo curso tendrá también un auténtico tercer trimestre, prolongándose 15 días en relación con el año anterior. Es decir, colegios e institutos no cerrarán sus puertas hasta el 7 de julio.

Para el ministro de Educación, Lionel Jospin, la semana de cuatro días responde a sondeos que prueban que Ias familias son partidarias de ella porque ha de favorecer el que la escuela tenga en cuenta la diversidad de ritmos de los muchachos, así como la diversidad de los contextos. La organización del tiempo, escolar y no escolar es una responsabilidad que concierne también a las colectividades locales y a los movimientos asociativos".

Derechos de los alumnos

Por otra parte, los 13 millones de escolares, 600.000 profesores y 200.000 administrativos se encontraran con unos edificios en los que se han invertido 4.000 millones de francos (alrededor de 80.000 millones de pesetas) para renovarlos o equiparlos mejor; con un reglamento que garantiza a los alumnos el derecho de asociación, reunión y expresión en el interior de los centros -otra de las reivindicaciones de noviembre 1990- y con un fondo social coadministrado por los alumnos destinado a ayudar a los que más lo necesiten y a financiar las actividades culturales.

Otras novedades del curso 91- 92 consisten en la supresión de un año de Física y Química, en la sustitución de los cursos por ciclos en lo que corresponde a la primaria y, sobre todo, en la promesa de una mayor seguridad dada por el ministro del Interior, que quiere: erradicar el tráfico de drogas y la violencia de los institutos a base de aumentar la vigilancia policial. En ciertas zonas de los alrededores de París, Lyon, Marsella y otras grandes ciudades las bandas juveniles son un auténtico problema para la integridad de alumnos, profesores e instalaciones.

El presupuesto que Francia dedica a la enseñanza roza el 3,5% del PIB, con alrededor de 250.000 millones de francos lo que representa alrededor del 16% del presupuesto del Estado. Entre los objetivos del Ministerio de Educación Figura el reducir el llamado fracaso escolar en el bachillerato y el relacionar mejor el mundo de la enseñanza y el trabajo, con la esperanza de que las empresas completen la formación de los alumnos.

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