Ni con la 'tonta del bote'
Benavides / Domínguez, Mora, LitriCinco toros de Martínez Benavides, y 2º, de Cortijoliva, desiguales de presencia, mansos y flojos; sospechosamente cornicortos, excepto 6º.
Roberto Domínguez: palmas; silencio. Juan Mora: silencio en los dos.
Litri: oreja; aviso y ovación.
Plaza de San Sebastián de los Reyes, 31 de agosto. Sexta y última corrida de feria. Media entrada.
EMILIO MARTÍNEZ
La terna de figuras que despedían la feria no fueron capaces de lucirse ni con las respecivas tontas del bote que les correspondieron parigualmente. Las embestidas chochonas de sus fáciles y comodísimos enemigos demandaban, al menos, ya que no faenas cumbres, sí cierto decoro y regusto en su toreo. En cambio molieron a los cortibicornillos con un canjilón de reolinas.
No es de extrañar que, a excepción de la tarde de Ortega Cano, residente en el pueblo, donde goza de enormes simpatías, y que además lleva una buena temporada, en el resto de los festejos del abono, siempre con alguna de las llamadas figuras en su cartel, nunca se hayan poblado los tendidos más allá de su mitad, tifus y peñistas incluidos. Y es posible que la mitad de esta mitad no vuelvan nunca, tras los aburridísimos espectáculos.
Como ayer, por ejemplo, cuando se cerró la feria con el mismo agrisado tono insustancial y vulgar de todos los días. Así, lo más fuerte que realizó Roberto Domínguez fueron sus atronantes zapatillazos para intentar que embistiera su primero. Apático y con cara de pocos amigos, pronto desistió con el otro.
El lucimiento del apellido Mora llegó con Carlos, el subalterno, que colocó dos buenos pares de banderillas. El titular, su hermano Juan, sólo apuntó unos bellos delantales con el percal al segundo. El resto fue mirarse con desgana en su ya habitual espejo, que debe contestarle algo así como:-Eresel mejor en elegancia vacía de sentimientos".
Litri se enrabietó ante la falta de casta de sus anovillados oponentes y a base de trapazos, entre los que intercaló algún redondo heterodoxo pero largo, y con sus reclinatorios y suicidios finales despertó algo el ambiente.
Babelia
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