Qué puede ofrecer Occidente al pueblo ruso

(...) Los acontecimientos de esta semana tienen otro significado más evidente. Las repúblicas han alcanzado una victoria decisiva contra el centralismo. Después de todo, fue el Tratado de la Unión que Gorbachov debía firmar esa semana, un tratado aguado frente a lo que los movimientos independentistas de las repúblicas bálticas y transcaucásicas querían, lo que provocó el fallido golpe. (...) Ahora, las repúblicas están en posición de exigir mucho más de lo que podían soñar hace una semana. Las bálticas ya han proclamado la independencia total y parece probable que el resto de la Unión Soviética se disolverá rápidamente en una confederación abierta. Gorbachov, si sobrevive, será sólo una figura decorativa.Pero la cuestión más importante es lo que sucederá en la gran República Rusa, la base del poder del rival de Gorbachov, Borís Yeltsin. En el mejor de los casos, ésta es una oportunidad para el movimiento democrático ruso para reconstruir una sociedad que tiene el doble de población que la Alemania unida, motivando a su gente y liberando su economía de la carga del gasto militar (...). La gran dádiva que puede ofrecer ahora Occidente al pueblo ruso y a sus líderes no serán refrescos o mercados; no serán ayudas, préstamos o exportaciones, pese a lo necesario que puedan ser. Será, en este punto de inflexión de la historia, un respaldo imaginativo y una paciente amistad.

25 de agosto