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El fortalecimiento del Grupo INI

Este año, que coincide con el 50, aniversario de la creación del INI, ha vuelto a reavivarse la polémica sobre la necesidad o no de que nuestro país cuente con la existencia de un sector público empresarial. En este debate permanente, que en realidad nunca ha desaparecido del todo como tema de opinión, los sectores críticos a la existencia de la empresa pública han creído encontrar un argumento favorable a sus intereses en el descenso de los beneficios del Grupo INI, provocado por una situación económica excepcional que, como es bien sabido, ha afectado igualmente a otros grandes grupos internacionales.Otro factor que en cierto modo ha propiciado o contribuido a que el debate sobre la empresa pública, en general, y el Grupo INI, en particular, se convirtiera en un tema de actualidad ha sido la convocatoria, durante los últimos meses, de diversos foros académicos donde se ha analizado el sector público -en los que el Grupo INI ha tenido una presencia muy activa para exponer el papel que a nuestro modo de ver debe desempeñar en la situación actual- y en los que se han hecho diversas manifestaciones que por su crudeza han sorprendido a determinados sectores sociales.

Como punto de partida para explicar el papel que el Grupo INI debe asumir en esta etapa, debo señalar que no creo que la existencia de un sector público empresarial sea ineludible para cumplir los objetivos que tradicionalmente se le han asignado, entre los que se encuentran la defensa de sectores estratégicos, el desarrollo de industrias incipientes o la actuación como un instrumento de política industrial, entre otros.

El capital privado

Sin embargo, la realidad es que, ante la inexistencia de capital .privado dispuesto a asumir la reindustrialización del país al término de la guerra civil, buena parte de la industrialización que se ha llevado a cabo en España en los últimos 50 años sólo ha sido posible gracias a la existencia de un organismo como el INI, que ha contribuido de forma determinante no sólo al desarrollo de nuestra industria, sino también al sostenimiento de la estabilidad social mediante el mantenimiento de empresas inviables procedentes de la iniciativa privada y del empleo generado por ellas en etapas especialmente duras para nuestra economía como fueron los años setenta.Las razones por las que la iniciativa privada no asumió en ese momento, o abandonó en épocas de crisis, el papel industrializador al que se vio abocado el INI desde sus inicios, quizá se deban al escaso desarrollo de las compañías de seguros o bancarias, con la consiguiente pérdida de eficiencia en la captación y asignación de los ahorros, así como a la política de incentivos desarrollada y al tratamiento de la inversión extranjera, e incluso debido a la propia cultura empresarial de nuestro país.

Lo cierto es que, por unas razones o por otras, la situación actual muestra que no hay en nuestro país otros grandes grupos industriales de las características del INI, un grupo industrial y de servicios que representa la principal aportación empresarial al producto interior bruto industrial del país y que contribuye, según los datos disponibles de 1990, en más del 6% de esa magnitud, al mismo tiempo que desarrolla una actividad diversificada entre los más importantes sectores de bienes industriales de nuestra economía (siderurgia, aluminio, pasta de papel, potasas, construcción naval, ingeniería, minería y defensa) así como en el sector del transporte aéreo y marítimo, además de tener sociedades específicas de carácter tecnológico, comercial, financiero y de promoción industrial.

No obstante, también es cierto que el Grupo INI, tal como se ha ido conformando históricamente, no se ha debido estrictamente a la aplicación de una estrategia empresarial coherente en la que las compras y ventas de negocios se realizaran para lograr unos objetivos empresariales previamente definidos. De hecho, como se ha puesto de manifiesto en diversas intervenciones públicas, el Grupo INI actual se ve lastrado por la presencia en su cartera de negocios de empresas inviables procedentes del sector privado, que requieren una parte importante de los recursos del INI e incluso necesitan aportaciones directas del Estado para continuar funcionando.

Sin embargo, y a pesar del lastre que supone esta condición de "grupo de aluvión" que se ha tratado de mitigar en los últimos años con la venta de empresas que tenían mejores perspectivas de negocio integradas en otros grupos industriales y la desinversión en sectores que no resultaban estratégicos para los objetivos del INI, como he reiterado en varias ocasiones, el Grupo INI representa una de las escasas oportunidades de nuestra economía en cuanto a concentración de capital industrial.

El mercado único

Respecto a la oportunidad que representa el Grupo INI en el panorama industrial español y con vistas a nuestra definitiva integración en el mercado único, hay que diferenciar, no obstante, entre aquellas empresas que permanecen dentro del Grupo pero que no representan, ni posiblemente puedan representar, un negocio en sentido estricto, y que permanentemente han estado vinculadas a los presupuestos de la nación a través de la fórmula de los contratos-programa. Junto a este tipo de empresas, que se mantienen más por cuestiones de política social que por criterios empresariales y que afortunadamente son minoría aunque muy onerosas, en el Grupo INI hay una mayoría de empresas que tienen importantes expectativas de futuro en el mercado europeo y que representan un patrimonio irrenunciable.Por tanto, la apuesta de futuro del Grupo INI en el momento actual consiste en la consolidación y fortalecimiento de un grupo empresarial español estable a largo plazo y capaz de asegurar, por sí mismo o mediante la colaboración con otros socios, la participación nacional en la estructura empresarial europea de la industria y los servicios.

Hay que tener en cuenta que mientras; que en Alemania, Francia, el Reino Unido o Italia la presencia de capital exterior es marginal o inexistente en los primeros puestos de la clasificación por ventas, en España los tres puestos de cabeza corresponden a grupos públicos -INI, Patrimonio e INH-, el cuarto y sexto a El Corte Inglés y CEPSA, respectivamente, y el resto son empresas de capital exterior.

Esta presencia de empresas extranjeras en España, que en conjunto generan más de la mitad de la producción española y emplean a más del 43% de la población ocupada, supone, en última instancia, una supeditación en la toma de decisiones sobre la industria, que sólo puede contrarrestarse con una mayor capitalización de nuestras empresas.

Por otra parte, esta mayor capitalización y el establecimiento de alianzas estratégicas, tanto con grupos nacionales como internacionales, permitirá acceder con niveles de competividad similares a los de otros países en el mercado único europeo, al reducir los costes de financiación y permitir acometer una mejora de las estructuras comerciales mediante inversiones en proceso y producto, que obligan a importantes esfuerzos de capitalización.

En este contexto, la existencia de un grupo de las dimensiones del INI proporciona capacidad de interlocución para diseñar la propia estrategia empresarial y ser corresponsables en las grandes decisiones que sin duda se tomarán para impulsar la industria y los servicios europeos. Asimismo, y dentro de sus limitaciones, su capacidad de generar recursos y la asignación de éstos al desarrollo tecnológico representa una contribución inestimable al fomento de la investigación y el desarrollo en nuestro país.

Con todo ello, el Grupo INI es tanto una singularidad dentro de la economía nacional como una oportunidad, que se manifiesta tanto en su capacidad de inversión en sectores de desarrollo, como ya se ha puesto de manifiesto, cuanto en sus elevados niveles de exportación y, consecuentemente, en su capacidad de interlocución en Europa.

Futuras desinversiones

Sin embargo, el cumplimiento de todas las oportunidades que implica la existencia del Grupo INI como gran grupo industrial, que cuenta con una importante experiencia de gestión y que supone una concentración de capital de unas dimensiones inusuales en nuestro país, tiene como contrapartida la necesidad de asumir, con vistas al futuro inmediato, un compromiso que permita su fortalecimiento al margen de planteamientos ideológicos.En este sentido, será preciso abandonar algunos de los criterios con que se valoraba la existencia del INI, para asumir un punto de vista más abierto que nos permita adoptar aquellas medidas de desinversión o de participación en determinados negocios que se consideren necesarias dentro de nuestra estrategia empresarial sin necesidad de explicar de forma reiterada que estas actuaciones no significan el inicio de una política privatizadora ni corresponden a criterios ideológicos, sino que están determinados por la propia dinámica empresarial.

La consecución de los objetivos del Grupo, y el cumplimiento de su misión como agente en la consolidación de un núcleo duro de capital nacional en Europa, exige ciertamente cumplir tinos niveles de eficiencia mínimos, y ése es el compromiso aceptado por todos los que componemos el Grupo INI, pero también utilizar métodos de gestión adecuados, entre los que se incluyen los referentes a la estructura de la participación de capital como medio de fortalecer el Grupo resultante.

Javier Salas Collantes es presidente del INI.

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