"El cine está movido por financieros conservadores"
Desde la desaparición de Charlie Chaplin y de Jacques Tati, se ha vuelto raro que grandes cineastas sean también personajes públicos, conocidos gracias a un papel tipo encarnado en la pantalla. Encontrarse con Woody Allen obliga a superponer esos dos aspectos: Mr. Woody, el célebre hipocondriaco cuatrogafas, y el doctor Allen, cineasta que se guarda cuidadosamente de las indiscreciones de los medios informativos. Su película Alicia se estrenará en España a primeros de septiembre, cuando ya tiene finalizada otra, Sombras y niebla, en la que intervienen Madonna y John Malkovich. Para Allen, el cine americano "ya no es más que enormes conglomerados movidos y dirigidos por financieros conservadores".
En la conversación no se despegó en ningún momento de su lado cauteloso, elevando barreras de cortesía y reserva, afirmando que no había visto los filmes sobre los que se pedía su opinión, esquivando los ataques frontales de sus detractores... Sin embargo, a su manera, Woody Allen es un combatiente, un resistente. A lo mejor, ya un soldado perdido de la guerra contra el comercio y la vulgaridad que cada día ve reinar con más arrogancia en Hollywood.Pregunta. ¿Concibió usted Alicia en relación con sus filmes precedentes?
Respuesta. No de una forma consciente. Vivo en el barrio donde se desarrolla el filme, el lado este alto de Nueva York, donde se ve constantemente a señoras ricas hacer compras en tiendas bellas. Siempre me pregunté cómo era su vida, lo que amaban, lo que pensaban... Comencé a escribir la historia, luego me hablaron de un doctor chino que distribuía extrañas hierbas a gentes de fortuna, a quienes sentaban muy bien. Mezclé esos dos elementos, eso es todo.
P. En Alicia hay muchos efectos especiales. Ya en la época de la película Historias de Nueva York usted se había quejado de la pesadez técnica que eso supone, tan alejada de la tonalidad de sus películas.
R. También tuve dificultades con Alicia. Los efectos especiales habría que poder utilizarlos como lo hacen Spielberg o George Lucas. Buscan la perfección realizando una gran cantidad de ensayos. Cuesta mucho dinero, pero el resultado es impresionante. Yo no tengo tanto dinero, de modo que no puedo hacer todas esas pruebas, me lanzo y hace falta que funcione. Es muy angustioso. Simplemente, no tengo la posibilidad de hacerlo de otra manera.
En blanco y negro
P. De acuerdo con su ritmo de trabajo de una película por año, usted ha terminado un nuevo título.R. Se titula Sombras y niebla (Shadows and fog). Es una película en blanco y negro, que se sitúa en un tiempo impreciso, hacia 1920-1925, en algún sitio de Europa, tal vez Budapest, tal vez Praga, tal vez Berlín, no está claro, digamos que en la antigua Mitteleuropa. Se trata de una comedia negra, kafkiana, interpretada por Mía Farrow, John Malkovitch, John Cusak, Madonna, Jodie Foster y Kathy Bates.
P. Sus métodos de trabajo le impiden utilizar a estrellas, de modo que sorprende encontrar a Madonna entre sus intérpretes.
R. Madonna tiene un muy pequeño papel. Yo no elijo a los actores por su nombre; de hecho, a mis ojos ella no representa nada en términos de celebridad, me importa un bledo saber si sus admiradores vendrán a ver la película. Si vienen, se corre el riesgo de que pregunten dónde carajo canta. Elegí a Madonna porque era perfecta para interpretar a una trapecista en un circo, o. al menos la imagen que yo me hacía de una trapecista.
P. Actores conocidos, un decorado construido por completo, ¿convierten Shadows and fog en la más cara de sus películas?
R. Mis películas no son nunca caras. Los actores que trabajan conmigo saben que nunca cobrarán mucho. Son libres de aceptar o rechazar, no tenemos dinero para darles. Efectivamente, la película es un poco más cara de lo habitual a causa del decorado, es la única razón.
P. ¿Su productora sigue siendo Orion?
R. Sí. Conozco a sus directivos desde que estaban en United Artists y hemos establecido relaciones de confianza tal que muy bien podríamos ni firmar contrato.
P. ¿Las dificultades actuales de Orion pueden hacer peligrar su estatuto particular?
R. Sería trágico que Orion desapareciese, es una de las raras productoras que acepta riesgos en lugar de fabricar películas en cadena. Pero yo soy optimista. Los directivos dicen que su situación mejorará gracias a los éxitos de Bailando con lobos y El silencio de los corderos. En cuanto a mí no estoy inquieto: la mayor parte de los otros grandes estudios me han llamado.
P. ¿Cómo explica usted los ataques de la revista Variety, que responsabilizó a sus métodos de trabajo de las dificultades de Orion?
R. No leo Variety. Es una muy buena revista, pero preoctipada sobre todo por temas que no me interesan, cuestiones que interesan a los californianos, como el éxito de Dallas. Considero esos ataques estúpidos, pero podría decirlo porque soy el acusado. Me parece claro que no pongo en peligro el cine: he hecho más de 20 películas, y globalmente han sido rentables. Y las hice con poco dinero. La gente peligrosa es la que rueda películas de 40 millones de dólares, pero ellos tienen derecho a mucha publicidad, como si fuesen héroes.
P. Lo que Inquietaba de ese artículo era que ponía en cuestión una independencia de la que usted es prácticamente el único en beneficiarse.
R. Cierto. Los estudios llevan a cabo una política de injerencia, de tomar las cosas en mano (hands on policy). Quieren ver el guión, decidir en el desenlace, quieren poder decir: "No nos gusta ese decorado, cámbielo". Quieren trabajar con sus directores. Y muy pocos cineastas son considerados creadores. Se quedaría sorprendido de ver cuantos grandes directores -y de los más célebres- dicen: "Quisiera realizar un filme en blanco y negro", y les responden: "Está fuera de la discusión". Yo nunca he sufrido eso. Ese estatuto excepcional se lo debo sin duda a que no represento un peligro. Se dicen que si pierden corimigo perderán sólo tres millones de dólares, no 40. Pero el ambiente general en Los Ángeles es muy deprimente y yo no voy prácticamente nunca.
Presiones
P. ¿Es peor que antaño?R. Hollywood siempre fue una fábrica. Siempre hubo grandes empresas, siempre fue difícil trabajar. Muchos creadores son ahogados por el sistema, pero hay tanta gente con talento que de vez en cuando sale una buena película, pese a todas las presiones. Después, no se habla más que de ése, olvidando todo lo que fue destruido. Ese sistema nos dio a Capra, Flawks, Ford, Walsh...
P. ¿Entonces, nada ha cambiado?
R. En su tiempo, los Jack Warner, Louis B. Mayer, Irving Thalberg, hicieron filmes que en su mayor parte apenas eran buenos para el cesto de los papeles, pura porquería. Pero hace unos 30 años aparecieron realizadores americanos con personalidades afirmadas, Francis Coppola, Martin Scorsese, Robert Altman... y fue positivo.
P. Pero Altman vive en el exilio en París, Coppola quebró...
R. Coppola asumió muy graves riesgos financieros, realmente marchó sobre el alambre. Pero creo que siempre es un director muy respetado. Y Altman tuvo muchos problemas, pues es muy individualista... Generalizando, la diferencia con la situación anterior es que el cine ya no es más que enormes conglomerados movidos y dirigidos por firíancieros. Esos firíancieros son a la vez muy conservadores y están muy angustiados: lo que está en juego es muy elevado.
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