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GOLPE DE ESTADO EN LA U.R.S.S.

Bush no reconoce a los líderes del golpe

Antonio Caño

El presidente de Estados Unidos, George Bush, se negó ayer a reconocer a los líderes del golpe contra el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, y les pidió que le devuelvan el poder. En un comunicado emitido por la Casa Blanca, Bush manifestó también que Estados Unidos no apoyará programas de ayuda económica a la Unión Soviética si las nuevas autoridades prosiguen su aplicación de mecanismos extraconstitucionales. Previamente, en Kennebunkport, en donde se hallaba de vacaciones, el presidente norteamericano advirtió que el derrocamiento de Mijaíl Gorbachov es "un paso inquietante" para el mundo entero y anunció que su país no quisiera retroceder a la época de la guerra fría".

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En su primera reacción al dramático cambio registrado en la URSS, Bush fue extraordinariamente cuidadoso ante los periodistas a la hora de valorar e interpretar la caída de Gorbachov, a quien calificó de "figura histórica". En todo momento resaltó el esfuerzo democratizador realizado por el autor de la perestroika, pero no quiso en un principio pronunciarse rotundamente sobre la dirección del golpe ejecutado en Moscú.El derrocamiento de Gorbachov, que colaboró con el presidente Ronald Reagan, y después con Bush, hasta conseguir un clima de entendimiento internacional desconocido desde la Segunda Guerra Mundial, sitúa en vía muerta la estrategia de nuevo orden mundial planificada por George Bush.

Menos de un mes después de firmar en Moscú un histórico tratado sobre reducción de armas estratégicas, y cuando trabajaba en la intensificación de las relaciones comerciales con la Unión Soviética, Bush se ha visto sorprendido por una noticia que le obliga a reconsiderar el papel internacional de Esta dos Unidos en el futuro cercano.

Con ánimo de mantener en lo posible la apariencia de normalidad, Bush anunció que no tiene, por ahora, planes de interrumpir sus vacaciones en Kennebunkport, desde donde ayer habló con los periodistas, aunque afirmó que se mantiene en contacto con los principales líderes europeos. Horas después regresaba a Washington.

¿Dónde está el poder?

George Bush dijo desconocer quién está actualmente en el poder en la Unión Soviética. Añadió que no ha entrado en contacto con las nuevas autoridades de ese país ni hará "nada que pueda servir para legitimar los cambios extraconstitucionales que se han producido". La posibilidad de ayuda económica norteamericana a la URSS, según dijo Bush, ha sido descartada.

Por el momento, lo único que se puede hacer es "observar" y "descifrar" lo ocurrido en Moscú, dijo Bush, quien prometió actuar con prudencia, en coordinación con sus aliados occidentales y en la misma dirección de defensa de la democracia y la apertura que Estados Unidos y Europa han defendido últimamente para la URSS.

El presidente norteamericano dijo no tener noticias precisas sobre el paradero de Gorbachov, a quien se refirió como el hombre "que representa la mejor oportunidad para conducir las reformas" en la Unión Soviética. No hizo en estas primeras declaraciones, sin embargo, un llamamiento concreto a su retorno al poder.

Bush no quiso tampoco comprometerse en una convocatoria al pueblo soviético a defender a Gorbachov, aunque respaldó la posición combativa adoptada por el presidente ruso, Borís Yeltsin, de quien dijo que "expresa el sentimiento de la gente en estos momentos". George Bush, que fue informado de la caída de Gorbachov en la noche del domingo por su consejero de seguridad, Brent Scowcroft, reconoció que la noticia le había sorprendido. No sólo Bush, sino también los principales miembros de su Administración disfrutaban de sus vacaciones de verano cuando tuvieron que ser urgentemente localizados por sus asesores: el secretario de Defensa, Richard Cheney, y el secretario de Estado, James Baker.

El presidente norteamericano tardó ocho horas en reaccionar a los sucesos de Moscú, y, cuando lo hizo, fue más para tratar de rebajar en lo posible la alarma internacional que para anunciar medidas especiales. Advirtió, no obstante, que la destitución de Gorbachov "puede tener serias consecuencias para la sociedad soviética y sus relaciones con otros países, incluyendo Estados Unidos". Bush informó que durante la mañana de ayer había mantenido conversaciones telefónicas con el presidente francés, François Mitterrand; el canciller alemán, Helmut Kohl, y el primer ministro británico, John Major, y aseguró que todos mantenían posiciones coincidentes.

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