Pakito pierde a tres de sus hombres más experimentados
El jefe de la banda ETA, Francisco Múgica Garmendia, Pakito, perdió el pasado sábado a tres de sus más experimentados activistas. Si a ello se añade la detención de 11 colaboradores de¡ grupo etarra y la localización de la infraestructura y las armas que el comando tenía en la zona, se puede interpretar que ETA ha sufrido en Guipúzcoa, la provincia donde cuenta con más seguidores, una importante pérdida de poder operativo.Las cuatro horas de enfrentamiento que los terroristas Itziar, Ormaetxea y Leunda mantuvieron desde su refugio con los agentes de la Guardia Civil corroboran los datos de que disponían los servicios antiterroristas sobre los integrantes de ese comando. Éstos eran terroristas muy entrenados en acciones violentas y para hacer frente a la policía, como demostraron el sábado. El rastro dejado por sus acciones sangrientas en San Sebastián y su comarca -13 asesinatos- les hicieron merecedores de la consideración de grupo más activo y sanguinario de los que ETA tenía actualmente en funcionamiento.
Tiro en la nuca
Este nuevo golpe policial asestado a ETA deja en cuadro a la organización. Los comandos con que cuenta para actuar en cualquier momento, no más de dos, distan mucho, a juicio de los expertos policiales en lucha contra el terrorismo, de la experiencia que habían acumulado Patxi Itziar, Iñaki Ormaetxea y Jokin Leunda. Cualquiera de ellos, según la policía, demostró ser capaz de pegar un tiro en la nuca a un jubilado, disparar a bocajarro con una metralleta en el centro de la ciudad, a plena luz del día, o hacer estallar una bomba en el momento en que subían a un vehículo varios niños.
Conocer la identidad de los integrantes del comando Donoso y llegar a detenerlos ha sido uno de los retos más importantes para las fuerzas de seguridad del Estado en Guipúzcoa. La impunidad con que actuaban, por el tipo de atentados que realizaban -casi siempre con pistola, y en numerosas ocasiones contra jubilados- dificultaba la obtención de información que permitiese descubrir los nombres de los componentes del grupo terrorista.
En tres ataos, las fuerzas de seguridad del Estado han conseguido desmantelar en dos ocasiones a los grupos conocidos como comando Donosli. En septiembre de 1988, el Cuerpo Nacional de Policía desmanteló al comando autor de las acciones terroristas durante ese año. Reconstituido el grupo 10 meses después, hizo su aparición con el asesinato de Gregorio Caño, chófer del industrial Joaquín Aterribay, al que la banda pretendía secuestrar.
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