El enemigo en casa
Para desalojar a un invasor que ocupó 18.000 kilómetros cuadrados de desierto se usaron más de 100 navíos de guerra, más de 2.000 aviones de combate, algunos de ellos hasta invisibles, satélites capaces de fotografiar una pelota de tenis desde el espacio, armas láser, etcétera, y, finalmente, entre un cuarto y medio millón de soldados entrenados para este tipo de combate.Pero sólo en España en los últimos 10 años, otro enemigo no menos feroz, pero sí mucho más ignorado, ha ido invadiendo sin apenas resistencia, una superficie equivalente a todo Kuwait, que, sin tener petróleo, se dedicaba a proporcionar oxígeno; me refiero a superficie de bosque y monte bajo. Ese enemigo va convirtiendo todo, en cenizas con más saña que Sadam Husein; dejando el territorio que conquista calcinado e irrecuperable para 30 años. En la última batalla, la de La Hoya del Buñol, en apenas una semana, los valencianos, que ya han perdido el 40% de su territorio (ni en la época de las luchas entre moros y cristianos los avances y conquistas eran tan fulgurantes), perdieron más de 20.000 hectáreas. El Estado ha hecho frente a tal calamidad enviando siete aviones, tres helicópteros y tres hidroaviones, cuyo valor conjunto es Igual al de un solo avión de combate, y ha movilizado a unas decenas de expertos (los bomberos) y a unos 200 soldados, apenas la rruilésima parte de los efectivos de un Ejército que sólo está preparado para guerras de láser a 8.000 kilómetros de distancia, pero que tiene que combatir a su enemigo dentro de casa a golpes de arbusto, a falta de armas más apropiadas.
El consuelo de tontos es que no sólo es el estulto Gobierno español, sino todos los del mundo en general, con mayor responsabilidad y menor excusa cuanto más poderosos económica y tecnológicamente son, porque es la humanidad entera la que está perdiendo la batalla, mientras los Gobiernos siguen viendo como enemigos sólo a los vecinos, como siempre desde que el hombre es mono. Y mientras sigamos teniendo a un Sting clamando en favor de la Amazonia, por cada cinco Martas Sánchez y 10 Bob Hopes jaleando a la carne de cañón, tendremos las videoguerras láser y los desfiles Stormie garantizados hasta que la patria, eso que con mayúsculas dicen que defienden, se nos quede, como dicen los castizos, más pelada que el culo de una mona con erisipela.-