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"Yo desequilibro la balanza"

"Ana no era cantante, ni quería ser famosa. Comenzó a cantar porque estaba con nosotros y, al principio, estuvo a punto de dejarlo. Se ha hecho muy moldeable, con unas limitaciones grandes en los primeros tiempos y con muy pocas ahora", dice José María Cano. Según Nacho Cano, "cada vez canta mejor, tiene más facilidad y pilla antes las voces". Ana Torroja (30 años) es la pieza de Mecano que une a los dos hermanos."Son tantos años de estar juntos que tengo algo de los dos. Es una especie de simbiosis", dice la cantante. "Nacho y José componen para ellos, y yo me considero la actriz que hace distintos papelitos. En eI caso de José son como películas, porque hay pocas experiencias personales. En Nacho es al revés. Los tres sabemos nuestra vida y milagros. Es como estar en el medio, en un lugar difícil. Cuando están de acuerdo, no hay problema, pero como en la mayoría de las veces no es así, me toca desequilibrar la balanza. Es una posición complicada, pero una es como es y si tengo que tirar para un lado y el otro se mosquea, qué le vas a hacer".

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Según Ana Torroja, "José es menos espontáneo para todo. En él, todo es mucho más trabajado, más planeado, más pensado. Desde siempre le han gustado las cosas muy latinas -italianas, españolas, portuguesas, suramericanas...-, y nunca ha evolucionado muchísimo. Igual que siempre lleva un tipo de pantalón y de camiseta. En cambio, Nacho es más espontáneo, como más genio. Tiene más chispa y es como una máquina, con una increíble capacidad de inventar cosas sobre la marcha".

De nuevo las diferencias de carácter y de estilo, aunque, según Ana Torroja, la grabación de Aidalai ha unido más que separado. "Ha habido rollo. Fuimos a Nueva York y, después de grabar, llegábamos al apartamento a las seis de la mañana, Comíamos algo y a dormir. Era todo como más de grupo y fue como recuperar el espíritu".

Hoy, la preocupación de Ana Torroja se centra en la progresión de su voz y en la gira que comenzó ayer. "Después de grabar el primer disco, comencé a dar clases porque cantaba bastante mal aunque tenía su gracia. Estudié en Nueva York con una profesora que tiene un método muy extraño de trabajar la laringe. Fue una experiencia muy guay. La gira me da mucho miedo y me imagino que en los primeros recitales estaré como un flan, pero me apetece porque es Como una droga; si paras, te entra el mono. Después de 20 actuaciones, no sé que te diría".

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