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Un informe revela que el 69% de los casos de muerte perinatal recibió asistencia inadecuada

Milagros Pérez Oliva

Un informe confidencial encargado por el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, ha revelado que el 69,3% de los casos de muerte perinatal ocurridos en la ciudad de Barcelona durante 1989 no recibió la asistencia sanitaria y social adecuada, y en el 41% de estos casos las carencias observadas tuvieron gran influencia o un papel determinante en la muerte. Ésta es la primera evaluación que se realiza en España de la atención perinatal. Si se tiene en cuenta que la ciudad de Barcelona tiene los índices más bajos de mortalidad perinatal y uno de los más altos niveles asistenciales, el estudio permite concluir que, a pesar del gran avance de los últimos años, la atención al embarazo en España es todavía deficiente.

El informe ha sido elaborado por los responsables médicos de los servicios de obstetricia de los principales hospitales de la ciudad, tanto públicos como privados, bajo la coordinación del Instituto Municipal de Salud, y se basa en el seguimiento de las muertes producidas ese año -162 sobre un total de 13.454 partos- mediante entrevistas confidenciales a la madre y a los médicos implicados en cada caso.El índice de mortalidad perinatal de Barcelona es inferior al del conjunto de España y similar al de países como Francia e Italia, pero todavía estamos lejos del que tienen los países nórdicos. Hemos querido hacer este estudio para conocer la realidad y determinar dónde se producen las carencias, para que puedan ser subsanadas", explica Antoni Plasencia, jefe del servicio de epidemiología del Instituto Municipal de Salud de Barcelona.

El estudio exhaustivo de cada caso ha permitido establecer que las mayores deficiencias se producen en el control del embarazo y que la falta de coordinación entre los servicios de atención primaria y los hospitales constituye el principal punto negro de la asistencia.

En el 25% de los casos se produjo algún cambio de médico, y en el 60,5% el equipo que atendió el parto era diferente del que había controlado el embarazo, con el agravante de que en el 62% de los nacimientos el obstetra no dispuso del historial clínico, es decir, que atendió al parto sin tener ninguna información previa del caso. La mitad de las madres declaró que nunca había llegado a tener historia clínica y una de cada tres aseguró además no haber recibido ninguna explicación sobre la causa de la muerte de su hijo.

En el estudio se incluyen todos los nacidos de más de 500 gramos de peso, y según Josep Maria Carrera, jefe del servicio de Obstetricia y Medicina Perinatal del Instituto Dexeus, portavoz de la comisión, "las carencias no siempre han sido de orden médico o sanitario. En muchos casos la falta de asistencia ha tenido un origen claramente social o cultural".

Partos prematuros

El punto más débil de la red asistencial es, según el informe, el control del periodo prenatal, donde se observa una atención inadecuada en el 57% de los casos estudiados. El 59% de los niños fallecidos eran prematuros, lo cual indica que existen graves deficiencias en la estimación de los riesgos del embarazo y que muchas veces el parto se produce en un hospital no preparado para la gravedad del caso.

En 15 de las 40 muertes por parto prematuro se produjo un traslado de hospital, con el consiguiente retraso en la asistencia, y en dos de esos casos el transporte se hizo en tan malas condiciones que influyó decisivamente en la muerte del niño.

Uno de ellos fue un niño que nació a las 29 semanas de gestación con un peso de 1.270 gramos. La madre había sufrido hemorragias durante el segundo mes de gestación y pequeñas pérdidas durante las tres semanas anteriores al nacimiento, a pesar de lo cual no se consideró el riesgo y el parto se produjo en una clínica insuficientemente dotada para atender al niño prematuro, que a los 50 minutos de haber nacido fue trasladado a un gran hospital sin respiración asistida ni la asistencia de un neonatólogo. El niño llegó en tan precarias condiciones que ya no reaccionó a la reanimación. En otros dos casos se produjo la. muerte perinatal tras diagnosticar a la madre una hipertensión arterial que no fue adecuadamente tratada.

La incorrecta utilización de las técnicas de control es otra de las carencias graves. Las ecograflias constituyen el ejemplo paradigmático. La comisión estimó que el mínimo necesario son tres ecograflas y en determinados momentos de la gestación. Pero el problema no es el número, sino la calidad: "Se hacen más ecografitas por gestación (y por tanto se gasta más dinero) que en los países de nuestro entorno, pero la mayoría no se realiza ni en el momento ni en la forma adecuados", afirma el doctor Carrera.

"Esta mala utilización", prosigue, "es especialmente sangrante en el diagnóstico prenatal: en la mitad de las muertes por defecto congénito se apreció asistencia inadecuada, y en la mayor parte de los casos la anomalía congénita ni siquiera llegó a diagnosticarse".

Opción de abortar

De haber existido el diagnóstico, se hubieran podido adoptar medidas preventivas para intentar evitar la muerte. El doctor Carrera cita el ejemplo de la hernia diafragmática. "La ausencia de diafragma hace que los intestinos invadan el espacio torácico, con lo que impiden el funcionamiento del pulmón. Si el defecto es conocido, una atención adecuada durante el parto puede evitar la muerte y, tras una sencilla operación, el niño podrá crecer sano".

En el caso de defectos muy graves e irreversibles, se hubiera podido dar a la madre la opción de abortar. En el informe se cita el caso de un niño que nació anencefálico (ausencia de cerebro).

Esta malformación puede detectarse a las nueve semanas de gestación; sin embargo, no llegó a diagnosticarse a pesar de ser sometida la madre a varias ecografías.

En el 9,25% de los muertes analizadas la asistencia inadecuada se produjo a causa de la actitud de la madre, que en algunos casos llegó a ser obtruccionista. Hay que tener en cuenta que el 28% de las madres que perdieron el hijo no había deseado el embarazo.

Entre los factores sociales que más influyen en las muertes perinatales destacan las toxicomanías. El 54% de las mujeres cuyo hijo murió no había dejado de fumar al quedar embarazadas y el 35,9% siguió consumiendo cantidades nocivas de alcohol.

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