Guadalajara
"Guadalajara en un llano, / México en una laguna. / Me he de comer esa tuna, / me he de comer esa tuna. / Me he de comer esa tuna / aunque me cueste la mano...". Aquelarre de retóricos o reunión de marlachis, la reunión de Guadalajara es una obra tan abierta que apenas tiene contenido. Ha conseguido todas las ambigüedades y todas las inevitabilidades de la celebración del V Centenario y ha aportado alguna señal política interesante: por ejemplo, que, a pesar de las presiones democratizadoras sobre Castro, los Gobiernos iberoamericanos no serán abiertamente hostigantes contra el actual régimen cubano. Es más, la afirmación del principio de soberanía nacional, etcétera, etcétera, invita a pensar que si algún día Irak -perdón por el lapsus, EE UU- invadiera Cuba, la ONU exigiría la formación de una fuerza multinacional en defensa de Cuba, y esa multinacional encargaría a EE UU que llevara el peso de la defensa de Cuba contra un ataque de EE UU.Las dificultades por las que pasa el pueblo cubano, fruto en parte del hundimiento del macrosistema de los países de socialismo real y también de la retórica seudosocialista aplicada a la producción hasta de las bananas, aún no pueden compararse a la misena espantosa por la que pasan muchos pueblos iberoamericanos beneficiados por su pertenencia desde hace siglos al sistema capitalista, en el que han ocupado papeles tan subalternos que han acabado por ser autoaniquiladores. Otra cosa es que la cúpula de poder de Cuba se niegue a ver lo que es evidente a poco que pegues el ojo a la realidad cubana y la oreja a lo que te dicen incluso relevantes figuras del régimen. Que el cambio es necesario. Que se necesitan nuevas motivaciones para la integración social, especialmente de las nuevas promociones, y que, de momento, aún podría dirigir Castro ese cambio. Si no es así, o Miami o el bunker.
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