La escasez de vigilancia motiva numerosos robos en los hospitales
La escasez de vigilancia, la facilidad de acceso y el elevado número de personas que circulan a diario por los grandes hospitales ha motivado que los robos sean un hecho habitual, según fuentes sindicales.Carteras, ropa, instrumental médico, televisores, proyectores de diapositivas, taladradoras o máquinas de encerar el suelo son algunos de los objetos que han sido sustraídos de los hospitales, en donde parece haber surgido una nueva clase de delincuencia especializada.
Las direcciones de los hospitales se limitan en muchos casos a advertir a los pacientes mediante avisos y circulares de la conveniencia de no dejar descuidados bolsos u objetos personales para prevenir de la presencia de ladrones.
Un responsable del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE) declaró que la gerencia de los centros no adopta otras medidas porque "se preocupan más de evitar las molestias que ocasionarían los controles de seguridad que de erradicar los robos".
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Como muestra de la facilidad con la que cualquier persona puede circular por los hospitales, en el Ramón y Cajal recuerdan que una persona ajena al centro, con una bata blanca y un maletín, durmió durante dos meses en una habitación desocupada, saludando todas las noches al personal del control de enfermería sin que éstos sospecharan nada.Un anestesista de este mismo centro tuvo que regresar a su casa vestido con la bata de operaciones, ya que mientras trabajaba le robaron su ropa.
Este tipo de robos ha motivado que en algunos hospitales se haya impuesto un horario de vestuario, fuera del cual no se permite la entrada a los mismos.
Varios trabajadores de la Residencia Sanitaria la Paz señalaron que "el robo de bolsos está a la orden del día y hay temporadas en que desaparecen carteras casi a diario", lo que se contradice con lo manifestado por los responsables de prensa de este hospital, quienes señalaron que "aquí no se cometen robos".
Otro de los robos más frecuentes es en los servicios de urgencia, donde los ladrones esperan la oportunidad de reclamar los objetos personales depositados por los ingresados, alegando ser sus familiares.
Sin embargo, las denuncias formuladas por escrito son muy pocas. El servicio de atención al paciente del Ramón y Cajal sólo tiene constancia oficial de un robo en lo que va de año.
La vigilancia de los accesos a los hospitales corre a cargo de empresas de seguridad privadas contratadas por cada centro, que, según fuentes sindicales, "suele ser insuficiente". La seguridad de La Paz depende, según las mismas fuentes, de tres guardias jurados por turno para cuatro edificios. En el caso del Ramón y Cajal, son cinco los vigilantes para 11 plantas, en las que se calcula que circulan a diario unas 14.000 personas.
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