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Crítica:XV FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Como es debido

Hans Ulrik CuartetPalacio de Congresos Europa. Precio: 500 pesetas. Aforo: 200 personas.

The Harper Brothers / Neville Brothers

Polideportivo Mendizorrotza. Precio: 1.700 pesetas. Aforo: 1.800 personas. Día 17 de julio. Vitoria.

FEDERICO GONZÁLEZ,

Los miembros de The Harper Brothers no cargan bajo el brazo gruesos tochos de enjundiosos arreglos ni tiran de colosales montañas de teclados electrónicos. Sus modelos no son Pat Metheny, Chick Corea o Keith Jarrett, sino aquellos otros que sólo condimentaban el jazz con todos sus ingredientes básicos.

Su segundo disco, Remembrance, se grabó en vivo en el Village Vanguard de Nueva York, y el tema que da nombre al tercero, Artistry, está dedicado al recientemente desaparecido Art Blakey. Dos detalles de importancia que revelan confianza en las capacidades propias y fe en una música que suena mejor si se toca como es debido. Este "como es debido" en jazz: es sumamente benévolo y nada restrictivo. Al contrario, da muchísimo de sí y permite plantarse a cara descubierta en un escenario, sin planes preconcebidos, y lanzarse a improvisar respetando únicamente algunas premisas inviolables ligadas a la cultura musical afronorteamericana. Así lo hizo el grupo de los hermanos Harper en su estreno vitoriano.

Philip Harper acusa influencias de varios trompetistas de los años cincuenta, pero su sonido tiene ya cierta personalidad y es perfectamente capaz de servir en su punto baladas de ambientación tan difícil como You don't know what love is. Junto a los otros dos vientos del sexteto protagonizó encendidas exposiciones de temas con todo el aroma del mejor hard bop. Aún mejor estuvo Wynard Harper, que impulsó con coraje e hizo una imponente colección de solos imaginativos y siempre en sintonía con el espíritu de cada pieza; en su impecable swing se nota la mano de Blakey, pero no la que aprieta férreamente, sino la que se tiende cordialmente. Tocó un sucinto instrumento que le bastó para generar toda la vitalidad que requiere un grupo como el suyo.

En la segunda parte le llegó el turno a los Neville Brothers. Fue otro mundo. Los de Nueva Orleans bautizan su música como gumbo, pero la interpretan sin los matices ni la gracia del inolvidable professor Longhair, y sólo algunas baladas bien cantadas por Aaron Neville hicieron justicia al legado musical de la ciudad de los pantanos. En la sección Jazz del siglo XXI, el saxofonista danés Hans UIrik se adentró en el particular ámbito expresivo nórdico y demostró dominar la gama de hallazgos de Garbarek.

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