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CUMBRE EN LONDRES

La URSS recurre a la presión psicológica para arrancar ayuda al G-7

Pilar Bonet

La URSS recurrió ayer a la presión psicológica sobre los líderes de los siete países más industrializados, sugiriendo que el futuro de Mijaíl Gorbachov y la estabilidad social en el país están ligados al resultado de la cumbre de Londres. Yevgueni Primakov, miembro del Consejo de Seguridad de la URSS y uno de los hombres que el presidente soviético ha enviado a Occidente para explicar sus ideas, manifestó ayer que Gorbachov puede ver amenazada su posición si se marcha de la capital británica, adonde llega hoy, con las manos vacías.

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PILAR BONET, En una entrevista televisiva con la BBC, Primakov admitió que la reforma económica en la U.RSS puede continuar sin ayuda occidental, aunque "con mucho más riesgo". "Me refiero", dijo, "al riesgo procedente de alguna fuerza de oposición, procedente de fuerzas conservadoras, y al riesgo de insurrección popular".El portavoz presidencial Vitali Ignatenko aseguró ayer que el avance hacia la economía de mercado en la Unión Soviética es definitivo, pero matizó que el ritmo será "más lento", sin ayuda occidental. Por su parte, el primer viceministro de la URSS, VIadímir Shcherbakov, admitió la posibilidad de agitación social, pero descartó un proceso de inestabilidad parecido al de Yugoslavia.

La variante yugoslava "no se podía excluir" antes del proceso conocido con el nombre nueve más uno, es decir, el esfuerzo mancomunado de nueve repúblicas soviéticas para fijar, con Gorbachov, las bases de su convivencia en el Tratado de la Unión.

Yavlinski, ausente

La posición de Gorbachov en Londres se ha visto inicialmente empañada por la ausencia del economista radical Grigori Yavlinski, que realizó en Harvard el plan bautizado como una oportunidad para el acuerdo. YavIinski debía haber formado parte de la delegación oficial que ha acompañado a Gorbachov; sin embargo, renunció a respaldar las ideas que expondrá el presidente soviético en Londres.

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Yavlinski, de 38 años, ha sostenido que su plan no admitía la fusión con el programa anticrisis del primer ministro Valentín Pávlov, recogido en la síntesis que Gorbachov lleva a Londres.

Ignatenko minimizó la ausencia de Yav1inski, afirmando que ésta se debía a "asuntos personales". El economista conversó el sábado con Gorbachov sobre temas económicos, dijo Ignatenko, quien aseguró haberse encontrado con YavIinski unas horas antes de partir hacia Londres. "Me dijo que había sido un honor trabajar en el programa de Gorbachov, pero que sus circunstancias han cambiado", afirmó Ignatenko.

Medios soviéticos informados aseguraban, sin embargo, que Yavlinski no quiere asumir ninguna responsabilidad en la concepción que Gorbachov expondrá en Londres y que trata de "salvaguardar su reputación".

Sí hay diferencias

Medios próximos a Gorbachov habían tratado de crear la impresión de que las ideas de Páv1ov, basadas en la capacidad de la URSS de remontar la crisis por sí sola, y las ideas de Yavlinski, orientadas hacia una cuantiosa ayuda económica occidental, no se diferenciaban gran cosa entre sí en cuestión de principios básicos. El mismo Primakov, citando al académico Leonid Abalkin, ha asegurado recientemente que el programa del Gobierno y el de Yavlinski coinciden en un 90%, aunque su formulación concreta es distinta.

Las divergencias que aparecen en las posiciones soviéticas repiten a diferente nivel las que s e evidenciaron en otoño de 1990, cuando Gorbachov se vio ante la necesidad de elegir entre el programa económico que le ofrecía el Gobierno, entonces dirigido por Nikolái Rizhkov, y el Programa de 500 días, elaborado por el académico Stanislav Shatalin y Yavlinski. Este último incluía medidas radicales para un pasaje rápido de la actual situación a una economía regida por el mercado.

Tras decantarse por la variante que estos últimos ofrecían, Gorbachov acabó favoreciendo una idea de síntesis -rechazada por Yavlinski- que fue encomendada -a Abel Agambegián. Este economista armenio ha participado, junto con muchos otros, en la preparación de los planes que Gorbachov lleva a Londres.

La reacción occidental al documento de 23 páginas distribuido por la URSS a los líderes del G-7 ha sido poco entusiasta. Un portavoz occidental manifestaba ayer que el concepto de propiedad privada en él expuesto es "poco inteligible". Sin embargo Gorbachov puede muy bien dar una sorpresa y hacer pronunciamientos más atrevidos en Londres, opinaban ayer medios expertos en la URSS.

El peligro de inestabilidad en la URSS, al margen de su utilización como arma de presión psicológica, es una realidad que se evidencia en el descenso en picado de todos los índices económicos y en la fragilidad del consenso logrado por las repúblicas embarcadas en la construcción de un espacio económico común en la URSS. "Es ingenuo suponer que Gorbachov se va a ir de aquí con un coche lleno de dinero; no viene para esto", manifestó ayer Ignatenko. El G-7, señaló el portavoz, es el "comienzo de un proceso muy largo".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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