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La huelga del personal sanitario impide conocer la dimensión real de la epidemía de cólera en Perú

El cólera ha desaparecido de los medios de comunicación peruanos que, seis meses después de surgir los primeros casos, apenas mencionan el tema. Las autoridades sanitarias reconocen que persiste la epidemia en las zonas selváticas y que el descenso en las cifras de afectados puede responder a la huelga del personal sanitario, porque no envían los partes de nuevos casos. Los últimos datos sobre la epidemia, hasta el 10 de julio, elevan a 231.113 el número de afectados, de los que 89.545 requirieron asistencia hospitalaria. El número de muertos, según las estadísticas, había llegado a 2.282.

El doctor Augusto López, encargado de la vigilancia epidemiológica en la Oficina General de Epidemiología, reconoció que estas cifras pueden ser mayores. Desde hace varias semanas, el personal sanitario administrativo y las enfermeras están en huelga en Perú y por este motivo, faltan los datos que permitan establecer las dimensiones reales de la epidemia

Por su cuenta, los medios de comunicación parecen haber dado vuelta a la hoja y ya no se habla o se escribe del cólera, como si se tratara de algo cotidiano y aburrido. Parece que se aburrieron", comenta con ironía López, quien asegura que "la curva de la enfermedad disminuye, aunque no se puede cuantificar la magnitud". La preocupación de las autoridades sanitarias en este momento se centra en las zonas de selva, "donde se mantiene en incremento, pero ahí se fortalece la vigilancia". Niega López que se hayan producido rebrotes de la epidemia, "lo que sí ocurre es que hay áreas nuevas".

Lima parece haberse convertido en una ciudad alegre y confiada. En los restaurantes de lujo aseguran que no hay riesgo de contagio y resulta casi imposible resistirse a la tentación de comer el excelente ceviche o el tiradIto, platos elaborados a base de pescado o mariscos crudos y macerados en limón. No obstante, no se puede afirmar ya con absoluta certeza que el cólera afecta sólo a los pobres. Se comenta en Lima el caso de algunas señoras de apellido conocido que contrajeron la enfermedad. Para desgracia de un español, propietario de un conocido restaurante, la voz del pueblo le atribuye el origen del contagio.

Huida del turismo

La desesperación con el cólera ha hecho presa de toda la industria turística peruana, que ha sufrido un duro golpe. El sector turístico se lamenta con amargura de la caída del número de visitantes y argumentan que en la principal zona turística de Perú, el Cuzco y Machu Picchu, no hay cólera y "además en la India y otros países hay cólera endémico desde siempre y los turistas viajan a pesar de ello".

Otro de los motivos del aparente descenso en la propagación de la enfermedad es la llegada del invierno, que crea condiciones desfavorables para la propagación de la bacteria. López advierte que se toman medidas para evitar un rebrote cuando llegue el calor, "ahora estudiamos la inmunidad que puede haberse producido- en los que -tuvieron la enfermedad. No es una inmunidad permanente, pero se podría mantener y educar a la población, para que no baje la guardia".

En un punto coinciden casi todos al señalar cuál ha sido un factor primordial a la hora de frenar la epidemia: la extraordinaria capacidad de autoorganización del pueblo peruano. Con una infraestructura sanitaría casi arrasada por la miseria, las madres en los pueblos Jóvenes (barrios pobres) se encargaban de organizar la hidratación de los niños con diarreas desde hace mucho tiempo. Esta experiencia y capacidad de organización salvó miles de vidas.

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