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La crítica francesa aviva la polémica por las 'Comedias bárbaras' de Valle-Inclán

El veredicto de la crítica francesa viene a avivar la polémica surgida entre el público del Festival de Aviñón en torno a las Comedias bárbaras, de Valle-Inclán, que la noche del martes y del miércoles (primera y segunda parte, respectivamente) se estrenaron en la Cour d'Honneur del palacio papal, en la versión francesa y adaptación de Armando Llamas, bajo la dirección de Jorge Lavelli.En Le Monde, Michel Cournot -aquel mismo Cournot que a raíz del estreno de la versión francesa de La vida es sueño, en la Comédie, dirigida por Lavelli, había dicho de Calderón que es un autor que "no pasa los Pirineos"-, después de afirmar que esas Comedias bárbaras son "sin duda la obra más irrepresentable de todo el teatro universal", se deshace en elogios sobre "el genio increíble de Valle-Inclán". Cournot califica a Lavelli de "gran artista de la puesta en escena" y ensalza a los "grandes actores" que la interpretan. La crítica de Cournot es la más entusiástica de cuantas han aparecido hasta la fecha.

Jean-Pierre Léonardini, en L'Humanité, se muestra descontento. Para Léonardini, el montaje es plano, horizontal, y no conviene al "viaje entre el cielo y el infierno" que muestra la obra de Valle. El crítico J uzga las escenas de sexo con dureza, escenas que en su opinión Lavelli reduce a simples ejercicios de "jambes en l'air". "Hay que escoger", dice, "entre Buñuel y Charlie-Hebdó".

Pierre Marcabru, crítico teatral de Le Figaro, aconseja a sus lectores -"sensibles a la familiaridad obscena y macabra" de Valle- que se olviden de la primera parte de esas Comedias bárbaras y vayan a ver, si es su gusto, la segunda, "más teatral". Según Marcabru, lo más idóneo hubiese sido limitarse a montar Romance de lobos y no aventurarse con la trilogía, que "en la Cour d'Honneur se hace !nterminable, sin llegar a dar cuenta (se refiere al montaje de Lavelli) de la geografía, real y a la vez imaginaria, de Valle-Inclán".

Mathilde La Bardonnie, en Libération, pone también muchos reparos al montaje y a la traducción. Para Bardonnie, María Casares y Denis Gence son las dos triunfadoras indiscutibles de esa "empresa kamikaze".

En cuanto a Lavelli, guarda silencio sobre las críticas, si bien ha confirmado a EL PAÍS su intención de insistir con el teatro español: en la temporada 1992-93 tiene previsto estrenar en el Théâtre National de la Colline, del que es director, la versión francesa de ¡Ay, Carmela!, de José Sanchis Sinisterra.

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