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El ANC opta por la vía de la firmeza y el rigor

El Gobierno surafricano debe prepararse para una dura batalla negociadora con el Congreso Nacional Africano (ANC), que ha optado por la línea del más firme rigor político en el congreso que hoy concluye en Durban. El ANC ha decidido no transformarse en partido político y seguir siendo un movimiento de liberación, que no sólo no abandona sus estructuras subterráneas, clandestinas, sino que va a incrementar el reclutamiento de su brazo militar y la acción de masas.

ENVIADO ESPECIAL

Las duras resoluciones aprobadas por el comité de estrategia son fiel reflejo del espíritu militante que ha dominado este congreso del ANC, el primero en el interior después de tres décadas de ilegalidad. La ilegalidad llevó al ANC a abandonar su combate no violento contra el apartheid y adoptar el principio de la lucha armada con la creación de Umkhonto we Sizwe (MK), la sección militar del movimiento, más un as propagandístico que un capaz grupo guerrillero. El MK, muy crítico con la dirección saliente del ANC, obtuvo ayer una satisfacción cuando los congresistas decidieron incrementar su fuerza al tiempo que mantener subterráneas algunas partes de la estructura del ANC que no han emergido con la legalización.El ANC sólo se convertirá en partido político cuando Suráfrica sea una auténtica democracia, comentó Ronnie Kasrils, miembro del partido comunista y seguro entre quienes van a ser reelegidos en la nueva ejecutiva.

El ANC pretende también potenciar sus acciones de masas en un intento de recuperar la iniciativa política y el atractivo entre los habitantes de los guetos, ante los que el grupo que encabeza Nelson Mandela ha perdido carisma a ojos vista a lo largo del pasado año. Mandela ha aparecido como un líder distanciado de las bases, demasiado dispuesto a ceder bazas ante el Gobierno por el bien de la atmósfera negociadora, y ello le ha costado caro al ANC. No obstante, Mandela fue elegido el viernes presidente del movimiento.

Un informe presentado al congreso por el secretario general saliente, Alfred Nzo, críticaba el caos organizativo en que está sumido el movimiento y advertía que la autocomplacencia, la falta de iniciativa y de creatividad corrían el riesgo de socavar drásticamente las posibilidades de conquistar el poder. El ANC lanzó el año pasado una campaña para lograr un millón de afiliados, que fuentes diplomáticas estiman no superó la tercera parte del objetivo marcado.

La violencia en los guetos ha sido un elemento disuasorio decisivo para hacer fracasar la campaña de afiliación, como también lo han sido la percibida incapacidad del ANC de defender a sus militantes de los ataques del grupo zulú Inkhata después de que el movimiento suspendiera temporalmente la lucha armada y la blandura de Mandela con el presidente Frederik de Klerk. El ANC, además, se ha mostrado incapaz de ganar seguidores en los otros grupos raciales del país. Un reciente sondeo reveló que sólo el 2% de los blancos quizá llegaría a votar al ANC, que también ha visto cómo muchos indios y mestizos parecen sentirse más cómodos con De Klerk que con Mandela.

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