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Polonia desea acelerar la apertura comercial con la CE

Victoria Carvajal

El secretario de Estado para la Colaboración Económica con el Exterior de Polonia, Andrzej Olechowski, está haciendo una ronda por la Comunidad Europea para negociar un trato comercial más abierto que permita a Polonia acelerar su proceso de transición económica. La economía polaca necesita dar un impulso a su industria, en crisis por la interrupción comercial con la URRS, para hacer realidad su deseo de entrar en la CE dentro de 10 años.

El Gobierno polaco ha presentado a la Comunidad Europea una propuesta para alcanzar un acuerdo de asociación comercial que siente las bases para la creación de un área de libre comercio entre la CE y Polonia en el plazo de 10 años. El país del Este está dispuesto a acelerar este proceso y, a diferencia de la CE, pretende incluir en la negociación todos sus productos industriales y agrícolas.Andrzej Olechowski, que se reunió el lunes pasado en Madrid con representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y con el secretario de Estado de Comercio, Miguel Ángel Feito, considera imprescindible la cooperación de la CE para acelerar la transición económica polaca. Polonia, que inició su liberalización comercial hace 18 meses, demanda una mayor flexibilidad por parte de la CE a la entrada de productos polacos. Flexibilidad que ayudará a la supervivencia de industrias claves de este país.

"La apertura tiene que producirse en los dos sentidos. No puede ser que Polonia. elimine sus barreras a las importaciones de la CE y en la Comunidad se sigan limitando nuestros productos", se queja Olechowski. El 50% de las importaciones polacas proviene de la CE, con un ritmo de crecimiento muy acelerado, que alcanzó el 40% en 1990 con respecto a 1989.

Polonia es el país de Europa oriental que más severamente ha aplicado las medidas necesarias para pasar de una economía planificada a una de mercado. Un tajante recorte en las subvenciones, que ahora sólo benefician a la vivienda, el transporte y la energía; la privatización de importantes empresas públicas; la liberalización del 95% de los precios; la apertura de sus fronteras y la reforma sobre inversiones extranjeras, son prueba de ello.

El precio de este cambio ha sido una hiperinflación, que a finales de este año se moderará en torno al 60%, una caída del 35% en los salarios reales, un descenso del 17% del producto interior bruto en 1990, una tasa de desempleo que afecta a 1,2 millones de personas y la bancarrota de industrias especializadas cuyo principal mercado era la URSS.

Polonia es un huérfano más de la caída política, económica y comercial del bloque comunista, en busca de nuevos mercados en Occidente. Los frentes principales que defiende ante la CE son sus sectores agrícola, textil y metalúrgico, que suponen el 50% de sus exportaciones y sustentan la base de su economía. "Polonia ha aceptado el reto de abrirse al exterior. Sin el impulso de la competencia de las importaciones hay un peligro evidente de perder la ocasión para reestructurar y reformar la economía", dice Olechowski. "Queremos mantener esta apertura, pero si no es correspondida, no seremos capaces de aguantar la presión política y social. "El desarrollo del sector de la agricultura, que emplea a más del 25% de la población polaca, es "vital" para el país. Polonia pide a la CE que, abra su mercado a las exportaciones agrícolas en distintos plazos. "Es la cuestión más dificil de negociar. Soy más optimista en el sector metalúrgico y veo posible alcanzar una solución técnica en el caso de los productos textiles, pero la oposición de la CE a la entrada de productos agrícola polacos no está justificada", opina el secretario. Argumenta que la producción ag cola polaca, por su clima y su alto índice de mano de obra, es complementaria a la comunitaria y tendrá, por tanto, un impacto más leve que lo que algunos países como Francia y Alemania, temen.

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