_
_
_
_

Las verdades de Edith

La crudeza de la primera ministra provoca tormentas dentro y fuera de Francia

A las cinco semanas de su designación como primera ministra de Francia, Edith Cresson ha despertado muchas más tormentas en el interior y exterior de su país que su predecesor, Michel Rocard, en sus tres años en el puesto. Cresson habla con una crudeza insólita en un dirigente político occidental. Los japoneses, afirma la primera ministra, aspiran a "joder" económicamente a los norteamericanos y europeos; un 25% de los ingleses, proclama, son homosexuales; los medios bursátiles franceses, dice, le importan "un comino".

Más información
El último encontronazo franco-británico

La primera mujer que ocupa la jefatura del Gobierno francés suele aparecer en público con las mangas recogidas hasta los codos. Esa actitud arremangada simboliza su voluntad de ir directamente al grano. El día de su toma de posesión, Cresson concedió una larga entrevista a la cadena televisiva Antenne 2 en la que expresó su voluntad de promover una política proteccionista europea frente a la "agresividad" y la "competencia desleal" de los industriales y comerciantes del país del Sol Naciente.Cresson dijo en voz alta lo que piensa mucha gente en Estados Unidos y Europa, pero la franqueza de los comentarios de la denominada "castellana de la fortaleza europea" ha despertado la indignación de los japoneses. El pasado 29 de mayo, el embajador francés en Tokio fue convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores japonés para recibir una protesta formal; el político conservador Shintaro Ishitara dice que Cresson es "sólo una mujer de edad madura un tanto histérica"; los caricaturistas del diario Asahi la representan como una borracha.

Estos días, grupos nacionalistas japoneses se manifiestan frente a la sede de la representación diplomática gala en Tokio, y algunos de ellos han llegado a asaltar una sala de exposiciones de Peugeot. Esos manifestantes afirman que Cresson llama a los japoneses "enanos amarillos" y "horrmigas", calificativos que la primer ministro francesa no consta que haya empleado.

Cresson, en cambio, compara el panfleto nacionalista de Ken Ishihara El Japón que dice no al Mein kampf de Hitler. Ese texto, dice, prueba la "voluntad nipona de dominar el mundo". Los portavoces del Hotel Matignon explican que Cresson está en realidad fascinada por la eficacia de los japoneses.

Si Cresson comenzó disparando su artillería pesada contra los japoneses, pronto algunos medios franceses comprendieron que tampoco estaban a salvo de la crudeza de su lenguaje. A los tres días de su nombramiento, tras haber calmado los espíritus de los medios financieros y bursátiles con la confirmación de Pierre Beregovoy como ministro de Economía y Finanzas, Cresson lanzó una frasecita que estremeció a esos mismos medios. "La Bolsa", dijo, "me importa un comino".

La oposición de derechas tampoco ha escapado a sus puyazos. Tras recibir algunos asaltos más bien poco elegantes por su condición de mujer, Cresson disparó: "Los hombres no son irremplazables en ninguna parte, salvo en la vida privada". Al diputado giscardiano François d'Aubert, que la había comparado con Madame de Pompadour, la primera ministra respondió: "Yo soy, en efecto, la favorita, pero de mis electores".

El último escándalo

El último escándalo provocado por la franqueza de Cresson ha sido el desencadenado por la publicación en el diario inglés The Observer de una entrevista concedida por Cresson hace cuatro años. Cresson dijo entonces: "Los anglosajones no se interesan por las mujeres", y también: "Uno de cada cuatro ingleses es homosexual".En medio del coro de críticas a Cresson, el publicista Jacques Seguela, el hombre que preparó las victoriosas campanas presidenciales de Mitterrand, defiende a capa y espada a la primera ministra. En su opinión, Cresson habla y actúa con "el pragmatismo característico de las mujeres". El problema, dice el publicista, es que "los medios de comunicación son machos y machistas" y no aciertan a digerir las palabras de una mujer, los valores de una mujer, el físico de una mujer".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_