Mitterrand inaugura el salón de Le Bourget en plena crisis del sector aeronáutico
El Salón de la Aeronáutica y del Espacio de Le Bourget se inauguró ayer en el aeropuerto de París con la asistencia del presidente francés, François Mitterrand. Se trata de la 39ª edición de la mayor feria mundial de su especialidad. Esta manifestación, de carácter bienal, está marcada en esta ocasión por la crisis del sector - evidente desde la reciente guerra del Golfo- y el fin del poderío militar de los países del Este tras la desaparición del Pacto de Varsovia.
Los tres grandes fabricantes de aviones civiles, los estadounidenses Boeing y McDonnell-Douglas y el europeo Airbus, han procurado mostrar optimismo y hablar de la crisis en pasado. Boeing había vendido tan sólo 14 aviones durante el primer trimestre de 1991, pero en lo que va de año ha alcanzado ya la cifra de 91. Airbus, por su parte, afirmó haber vendido 41 aparatos en el mismo periodo y su PDG, Henry Martre, cifró en tan sólo 20 unidades el número de encargos anulados sobre una cartera que supera los 1.000 aparatos. Sin embargo, los 404 pedidos de 1990 son ahora un sueño por el momento, aunque los datos señalen que el tráfico de pasajeros alcanza ya los niveles de 1990.Prueba también del malestar económico de algunas compañías y constructores es que los norteamericanos insisten de nuevo en su denuncia contra Airbus ante el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), pues consideran que el avión europeo, al beneficiarse de subvenciones estatales, compite deslealmente con los fabricados por EE UU.
Acusaciones de 'dumping'
El consorcio Airbus afirma que no hay subvenciones, sino de préstamos, y acusa a los estadounidenses de dumping (precios por debajo del coste) a través de su sector militar, que regala aviones a los países aliados que ofrecen a EE UU las bases necesarias para su ejército.Las grandes estrellas del Salón de la Aeronáutica son los aviones militares que han participado en la guerra del Golfo. Si en el sector civil EE UU construye el 61% de los aviones del mundo y la CE el 32%, en el sector militar el dominio norteamericano es mucho mayor. Francia no ha vendido un solo Mirage al extranjero desde 1985. El nuevo modelo de Dassault, el Rafale, aparece por primera vez en esta feria y no se beneficiará, como los cazas, bombarderos o aviones espías estadounidenses, de la gran posibilidad de demostrar su eficacia en una guerra no simulada.
Si la industria aeronáutica acusa una crisis que ha costado ya la vida a varias compañías míticas norteamericanas -es el caso de Pan Am-, la de las telecomunicaciones a través de satélite o las mejoras técnicas destinadas a la instrumentación aeronáutica vive un periodo de auge. Arianespace, la compañía que facilita los cohetes capaces de poner en órbita los satélites, domina el 51% del mercado mundial y tiene en estos momentos una cartera de 35 lanzamientos ya contratados. Su producto bruto es de 16.000 millones de francos (unos 300.000 millones de pesetas). La cantidad que debe abonar el cliente para ver su satélite dando vueltas alrededor de la Tierra es de 300 millones de francos (algo menos de 6.000 millones de pesetas).
El grupo Thomson, conocido popularmente por fabricar electrodomésticos, tiene una división dedicada a la electrónica militar. La división civil perdió 2.200 millones de francos en 1990, pero la militar ganó 2.700. Esta situación se repite en Matra, que ha comunicado que su cartera tiene ahora pedidos por valor de 10.000 millones de francos, un gran porcentaje de los cuales gracias a su nuevo misil invisible.
Los siete fabricantes europeos de satélites -tres de ellos franceses- llegan a esta exposición con proyectos de fusión y cooperación. Los expertos sólo garantizan viabilidad económicas a dos de los siete, siempre y cuando sepan crecer y adquirir unas dimensiones que les permitan competir con las empresas norteamericanas. Pero el horizonte de la reconversión puede oscurecerse si se confirma la tendencia a disminuir los presupuestos dedicados a defensa en la práctica totalidad de los países occidentales.
Este crecimiento de las industrias auxiliares o espaciales encuentra su correlato en cifras en el número de expositores: si en 1989 eran 1.593 las firmas representadas, este año son 1.769 provenientes de 37 países. Los organizadores esperan 400.000 visitantes.
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