'Conyugismo'

Un amigo que se dedica a la heráldica me ha enviado varias sábanas de papel con una relación de matrimonios del PSOE cuyos dos miembros viven de un sueldo estatal o periférico. En algún caso uno de los cónyuges trabaja en el partido y tiene situado al otro en algún ministerio o similar.Al principio todo me parecía un poco confuso, pues junto a los nombres propios, apellidos y parentescos figuraban empresas, ministerios, gabinetes, estudios, cosas. Pero a medida que fui adentrándome en el laberinto y familiarizándome con sus rincones los folios empezaron a parecerme un cuadro de El Bosco, El jardin de las delicias para ser más exactos. Qué manera de parcelar lo común y repartírselo.
Me telefoneó mi amigo entusiasmado con su árbol genealógico, aunque algo temeroso de que no lo hubiera entendido. Después de tranquilizarle me explicó el verdadero alcance de su investigación: según él, lo que en realidad había hecho era un mapa significativo de la contemporaneidad; del mismo modo que hay una etapa de la historia que no se puede entender sin la palabra nepotismo, esta dura época que nos ha tocado vivir sería incomprensible sin el término conyugismo, con cuya acuñación pretende pasar a la historia.
Me pidió una definición de urgencia y se la di: dícese de las organizaciones políticas cuyos miembros están poseídos por la manía o la necesidad de colocar al cónyuge.
Colgué y volví a adentrarme en aquel documento hiperreal. Los nombres propios y de las empresas se trenzaban entre sí formando un tejido espeso.
Aquello no era un árbol genealógico; era una alfombra que servía para lo que sirven las alfombras: para esconder la mierda.
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