Derechos humanos en Barajas

Noche del domingo, regresaba de Lisboa en el vuelo 818 de Iberia; conmigo, una compañera de trabajo en desgracia por haber nacido de padres españoles en Latinoamérica. Cuando le tocó el turno para mostrar su pasaporte, el funcionario le pidió que mostrara su dinero y su pasaje de ida de España. Ella no tenía ninguna de las dos cosas.A pesar de explicar que era empleada de una empresa alemana y estaba de paso, de nada le sirvió; con la grosería y la prepotencia acostumbradas, la separaron a un costado. La misma formalidad para mí, porque quise saber qué sucedía, ya que era responsable de su situación.

En el mismo momento, dos ciudadanos africanos (o mejor, negros, porque este elemento es importante en la historia), acompañados por un niño, eran conminados a dirigirse hacia la comisaría; ellos se negaron, ya que venían de un vuelo para coger otro avión a Alemania. Uno de los agentes intentó coger a uno del brazo, éste no lo permitió y produjo la intervención de otros tres agentes: los golpes, el intento de asfixiarle, la rotura de sus gafas, que se estrellaron en el suelo, los gritos de terror del niño, etcétera.

Para bien de la imagen de España, los viajeros del vuelo que llegó de Milán esperaban sus maletas, y al ver el espectáculo comenzaron a gritar contra los excesos aduaneros y no abandonaron el lugar hasta que se calmaron los agentes, a pesar de la policía, que intentaba alejarlos del lugar para eliminar testigos.

El aduanero de mi compañera la cogió de un brazo y se la llevó a la comisaría del aeropuerto, junto a los africanos. Allí, un grupo de familias puertorriqueflas, que llevaban 48 horas detenidas en la sala, sin asearse y durmiendo en los bancos, esperaban la expulsión. Mi compañera fue retenida durante tres horas y le sellaron el pasaporte con un cartel que ordenaba abandonar este país en 10 días.

1. ¿Qué conocimiento se tiene en la aduana de Barajas sobre derechos humanos?

2. ¿Es Barajas la puerta de la CE o de Suráfrica?

3. ¿Los agentes aduaneros saben de la muerte del Generalísimo?- Alcídes A. Chiesa.