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Violadores en el parque

Desde hace unos meses, dos hombres se dedican a asaltar a parejas de novios

"Creí que me iban a matar después de violarme", declaró la joven ante la policía. Y luego relató la terrible vivencia que había sufrido cuando se hallaba con un amigo en los jardines de las Vistillas: en medio de las sombras surgieron dos hombres negros, uno de ellos armado con un largo destornillador, que abusaron sexualmente de ella. Uno de los agresores advirtió a la víctima: "Te voy a matar porque he hablado mucho y me has visto mucho la cara". Por suerte, el asaltante no cumplió su amenaza. Hechos como éste se han repetido en varias ocasiones durante los últimos meses.

Tres inspectores del Grupo III de la Brigada Judicial, especializados en la investigación de delitos sexuales, están dedicados por entero a tratar de identificar y detener a los autores de la ola de violaciones que se ha registrado en varios parques de la capital. He aquí la lista negra de los episodios más dramáticos, aunque no los únicos.22 de noviembre de 1990. Una mujer que se dirigía hacia su domicilio por la calle de Eduardo Benot fue asaltada por un africano que la forzó a ir hasta unos arbustos cercanos al templo de Debod, donde la violó bucalmente.

6 de marzo de 1991. Una ciudadana norteamericana iba por las cercanías del parque del Oeste. De improviso se le acercaron dos, hombres negros que, tras derribarla al suelo, intentaron penetrarla vaginalmente. Tuvieron que desistir ante su fuerte resistencia y ante la proximidad de un peatón. Antes de escapar arrebataron a la estadounidense las 6.000 pesetas que llevaba encima.

13 de marzo. Una mujer de 25 años que caminaba por el parque de la Fuente del Berro fue sorprendida por dos individuos. Uno de ellos abusó de ella, y cuando el otro se disponía a hacerlo tuvo que dar marcha atrá al ver que se aproximaba un ciu dadano que estaba paseando con su perro.

14 de mayo. Una estudiante de 20 años se dirigía sobre las siete de la mañana a la Universidad. Cuando cruzaba por el parque de la Fuente del Berro, la abordaron dos hombres armados "con un cuchillo de cortar cartón". A continuación obligaron a la muchacha a entrar en una caseta, donde ambos individuos satisfacieron sus deseos sexuales. Antes de huir robaron a la víctima las 1.000 pesetas que portaba y un radiocasete de bolsillo.

El ataque de un gigante

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27 de mayo. Una pareja de enamorados estaba en un banco del parque del Oeste cuando fueron sorprendidos por dos africanos, uno de los cuales esgrimía una porra que sujetaba a su muñeca mediante una correa de cuero Uno de los desconocidos violó a la joven en presencia de su novio, al que el otro cómplice agredió para poder tenerle inmovilizado.

La mujer, además de haber sido vejada, fue despojada de sus anillos y de una cadena de plata. La víctima declaró que su agresor era una especie de gigante, un tipo que medía alrededor de 1,85 metros de estatura y que usaba bigote.

1 de junio. Una chica de 17 años, domiciliada en Leganés, estaba con su novio en la avenida de Séneca, muy cerca del campus de la Universidad Complutense. De repente aparecieron dos africanos. Uno de ellos, provisto de un contundente bate de béisbol y una navaja, convenció a la muchacha para que le acompañara hasta un descampado, donde la violó.

A continuación, dicho sujeto emitió un silbido, lo que hizo que el otro africano se acercara a la joven y la sometiese sexualmente. Después, los dos agresores se marcharon junto con otros cuatro individuos que habían estado ocultos entre los arbustos contemplando la morbosa escena.

La pareja de novios acudió en busca de ayuda al colegio Miguel Antonio Caro, de donde inmediatamente partió un grupo de personas en busca de los violadores. Pero, por desgracia, no lograron darlos alcance.

2 de junio. Una mujer fue violada por dos hombres en unos jardines de las Vistillas, cerca del viaducto de la calle de Bailén, donde estaba a la una de la madrugada en compañía de un amigo. Los largos y terribles momentos que debió de pasar que dan patentes en esta frase de la víctima: "Creí que me iban a matar... uno de ellos era muy violento".

El Grupo III de la Brigada Judicial de Madrid está totalmente entregado a la búsqueda de una pista que sirva para poner fin a esta cadena de hechos repugnantes. "Estamos volcados en este asunto, aunque la investigación está resultando francamente difícil", afirma José Martínez, el responsable de dicha unidad.

Miedo a morir

Uno de los principales problemas con que tropiezan los encargados del caso es éste: "Las víctimas apenas se fijan en sus atacantes debido a la extrema tensión que les supone el temor a ser asesinadas. Por eso, ellas apenas nos pueden aportar datos sobre las características de sus agresores", añade Martínez.

Lo único que han concretado hasta ahora los inspectores dedicados al asunto es que hay dos tipos -uno de ellos muy corpulento, armado con una porra o un bate de béisbol- a los que se les imputan tres o cuatro violaciones. Su zona de operaciones está centrada en el parque del Oeste y sus alrededores.

"Hemos montado en la zona una operación muy seria", asegura con rotundidad el responsable de las pesquisas, quien agrega: "Ésta es una de las investigaciones más difíciles a las que nos hemos enfrentado desde que hace siete meses se creó en la Brigada Judicial un grupo dedicado al esclarecimiento de los delitos sexuales".

Las autoridades policiales afirman que están poniendo gran celo para conseguir la detención de los culpables de esta cadena de violaciones. Pero paralelamente lo están haciendo con gran sigilo y con suma cautela para impedir que pueda surgir un brote de xenofobia hacia los inmigrantes africanos. A fin de cuentas, en Madrid hay muchos más violadores blancos que negros.

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