Bozal
Escribo desde Inglaterra, al final de una semana literalmente de perros. Al ministro del Interior se le han hinchado las narices. Gruñe. Está harto de las perrerías que algunos perros le hacen últimamente al hombre, su mejor amigo. Bestias de las variedades pit bull terrier, doberman y rottweiler han matado o heridos la población. La ola de delincuencia canina exige medidas excepcionales. El Gobierno implantará la nueva Ley de los Perros Peligrosos el mes próximo. Prevé desde el exterminio voluntario del animal, premiado con 50 libras (unas 10.000 pesetas), hasta penas de seis meses de prisión y multas de 5.000 libras (un millón de pesetas) para el dueño de la fiera que, por no llevar puesto el bozal, muerda a inocentes criaturas.Todos estos perros, considerados hijos de perra, deberán ser castrados y asegurados contra terceros antes de fin de año. De no hacerlo así, la policía acabará con ellos.
En el Reino Unido hay 10.000 perros de pelea. Se ha detectado el único ejemplar de raza japonesa tosa, considerado peligrosísimo. El ministro se pregunta: "Vamos a permitir que ese monstruo foráneo procree?". La respuesta es no. Su propietaría, Yvonne Wilson, dice: "Si obligan a mi perro a abandonar mí patria, me iré con él". El presidente de la asociación perruna nipona, Takashi Hirose, la defiende: "El tosa ha sido educado con el espíritu de un samuray, y sólo ataca a otro tosa".
El director de la Asociación Pit Bull Terrier afirma que sus bichos no asustan ni a una mosca y que los perros asesinos son los mil leches callejeros. Todos ellos acusan al Gobierno de instigar el canicidio masivo.
Pero la madre de una niña de 11 anos muerta por dos sanguinarios rottweilers repite que antes que nada hay que castrar a todos los perros. Luego se hablará del bozal.
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