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Cuidado con la moda de las bambas

Los podólogos advierten sobre las consecuencias de abusar del zapato deportivo

Milagros Pérez Oliva

En cualquier ciudad norteamericana es cada día mas usual ver por la calle a jóvenes mujeres con aspecto de ejecutivas ataviadas con estilizados y elegantes trajes de falda estrecha que, sin embargo, vuelven a casa con los pies embutidos en unas inmensas bambas blancas. La obsesión por las zapatos deportivos no ha llegado en España a estos extremos, pero es ya una moda arraigada entre los jóvenes que favorece los hongos y las verrugas.

Un tenaz bombardeo de imágenes publicitarias ha incrustado en la mente de los jóvenes la estética de las bambas hasta tal punto que las usan absolutamente para todo, muchas veces con la aquiescencia de las madres, que las consideran un calzado más adecuado y saludable que los tradicionales de piel. Sin embargo, los podólogos advierten que el abuso del calzado deportivo está propiciando la extensión de las infecciones por todo tipo de hongos, especialmente los llamados pies de atleta, y afecciones como las verrugas en la planta del pie."Las gomas sintéticas que llevan la mayor parte de las suelas de los zapatos deportivos impiden que el pie pueda transpirar. Todos los pies sudan, y si se mantienen durante muchas horas en un calzado que no transpira se produce una maceración de la piel que puede dar lugar a futuras lesiones y se convierte en un excelente caldo de cultivo para las infecciones", explica Sergi Bonamusa, presidente del Colegio de Podólogos de Cataluña.

"Las bambas son muy adecuadas para hacer deporte", añade el podólogo Joan Marín, "pero para el resto de actividades es más sano un zapato de piel en el que el pie pueda transpirar. En cualquier caso, siempre es mejor alternar diferentes tipos de zapato". Y que los calcetines sean de fibras naturales.

Las botas del bebé

Tampoco el moderno urbanismo favorece la salud de los pies. Lo ideal sería andar por diferentes tipos de suelo. Pero la mayoría de la gente acaba caminando la mayor parte del tiempo por suelos planos uniformes. El resultado, al cabo de los años, es la atrofia de la musculatura del pie, una notable pérdida de resistencia y una mayor fragilidad.Andar descalzo por la playa o por un campo de césped puede ser un buen antídoto contra tanto asfalto, especialmente recomendable en el caso de los niños. Constituye un craso error, coinciden Bonamusa y Marín, la extendida creencia de que los niños deben aprender a andar con botas altas que les sujeten los tobillos. Las zapaterías suelen tener un amplio surtido de estas botitas especiales para los primeros pasos.

"Son contraproducentes, salvo que exista recomendación terapéutica explícita. Efectivamente, el niño se sostiene de pie antes si está calzado con esas botas porque actúan como una especie de muletas, pero la sujeción del tobillo impide, como si se tratara de una capa de escayola, que se refuercen los tendones y que las articulaciones adquieran la agilidad y al mismo tiempo la fortaleza que se requiere en ese momento tan importante del desarrollo. En este caso, es importante que el niño ande descalzo a ratos y que los zapatos que use sean bajos, porque lo que interesa es que las articulaciones tengan el mayor movimiento posible", explica Marín.

El 80% de la población sufre algún tipo de patología o alteración en los pies, según señalan datos aportados al I Congreso Catalán de Podología organizado por el colegio en Sant Just Desvem. Y no es casualidad que cerca del 70% de quienes sufren alteraciones en los pies sean mujeres. La razón está clara. Sólo hay que observar la anchura y la forma del calzado masculino y compararlo con el destinado a las mujeres.

El zapato de salón

Los podólogos han coincidido en una apreciación alarmante: muchas de las patologías del pie que hace unos años aparecían en mujeres de más de 40 años se observan ahora en jóvenes de 20 o 25. Los podólogos atribuyen estas alteraciones tan tempranas al abuso del zapato del tacón alto.El zapato de salón, que antes quedaba restringido a las fiestas nocturnas, se usa ahora para todo tipo de actividad. Bonamusa y Marín son tajantes: "Un tacón que tenga más de cinco centímetros de alto es perjudicial". Y la moda, que parece caprichosa, pero no lo es en absoluto, vuelve a traer zapatos de altísimo tacón.

Tras el respiro del zapato masculinizado, las adolescentes pueden prepararse a sufrir de nuevo. Para el pie nada hay peor que elevar demasiado el talón, descargar todo el peso sobre la parte delantera y comprimir los dedos en un embudo estrecho y puntiagudo. Una atenta observación permitirá descubrir que el hueso del dedo gordo se va convirtiendo en una especie de espigón lateral y los dedos acaban creando callos y deformidades que rápidamente se hacen crónicos.

Llevar zapatos de salón en una fiesta o simplemente un rato porque apetece no hace ningún daño. Pero llevarlos siempre es un error. No es fácil, sin embargo, elegir un buen calzado. A la tiranía de una moda poco saludable hay que añadir una industria poco exigente. A diferencia de otros países, en España es difícil todavía encontrar marcas de zapatos que tengan diferentes anchos para un mismo largo.

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