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India teme la bancarrota

El FMI exige una política de ajuste a una economía depauperada

India se encuentra al borde de la bancarrota. El alegre crecimiento de la pasada década ha convertido en negras las perspectivas para ésta. Una deuda externa galopante, una inflación descontrolada, una balanza de pagos con fondos para sólo tres semanas, un año fiscal todavía sin presupuesto y una corrupción que ha impregnado todos los sectores de la sociedad son los problemas que pintan de gris el futuro inmediato del país.

"Hasta ahora la economía India ha salido victoriosa de todas sus crisis, no hay razón para pensar que esta vez es diferente", señala un alto funcionario indio con una cierta arrogancia y apoltronado en su sillón, que es lo único que le preocupa.El asesinato del líder de la oposición, Rajiv Gandhi, y la decisión de la comisión electoral de retrasar la última fase de las elecciones generales hasta el 15 dejunio ha agravado considerablemente la dramática situación de la balanza de pagos.

A finales de abril las reservas indias habían caído al ínfimo nivel de 25.270 millones de rupias (una rupia equivale a cinco pesetas). La rápida ayuda financiera de algunos Gobiernos amigos impidió que India se encontrase sin liquidez para pagar sus importaciones, pero los préstamos se realizaron con la mirada puesta en finales de mayo, que era cuando estaba previsto que se formara el nuevo Gobierno, cuya misión prioritaria sería la aprobación de un presupuesto restrictivo.

El Partido del Congreso (1) que lideraba Gandhi fue el primero que no quiso que, ante unas elecciones previsibles, se aprobara un presupuesto con medidas absolutamente impopulares, que pueden llevar a una fuerte agitación social. El Gobierno minoritario de Chandra Shekhar, apoyado por el Congreso, pensó entonces presentar un presupuesto eventual para cuatro meses, de marzo a junio, ambos inclusive.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya concedió a Nueva Delhi un préstamo a principios de año de 120.000 millones de pesetas, ha exigido para entregar otro de 200.000 millones que India realice una política de ajuste que garantice que será capaz de pagar sus deudas.

200 millones de pobres

Nadie duda de la dificultad que encierra apretarles el cinturón a 450 millones de personas, de los cuales al menos 200 millones viven dentro del nivel considerado como pobreza por las Naciones Unidas. La violencia, que se hacobrado 300 vidas (entre ellas la del ex primer ministro Rajiv Gandhi) desde que comenzó la campaña electoral, es una clara muestra de la tensión desatada en una sociedad donde el desempleo supera el 25% de la población activa.La inflación, cercana al 15%, se ha revelado como la principal preocupación del electorado, de ahí la inestabilidad que puede acarrear la suspensión de las subvenciones que exige, entre otras medidas, el FMI. Además, la desesperada situación económica de India hace que los bancos privados no estén dispuestos a facilitarle los mínimos fondos necesarios para pagar las importaciones básicas.

La deuda externa india ha saltado de 793.700 millones de pesetas en 1970 a más de seis billones en 1991. El enorme crecimiento experimentado en la década pasada se hizo a costa de un endeudamiento que exigirá al nuevo Gobierno todo su vigor para enderezar una economía de corte socializante y nacionalista que no tiene forma de competir en el mundo de finales de siglo.

Los analistas señalan que Gandhi estaba totalmente convencido de la necesidad de privatizar una gran parte del sector público indio, pero que la "rigidez" del Partido del Congreso le impidió llevar a cabo su política. La bandera de la apertura al exterior y el saneamiento de la economía, como principal método de lucha contra la corrupción, la ha adoptado el BJP (Bharatiya Janata Party), un partido de corte hindú que se revela como la segunda Fuerza política de India.

Corto plazo

"El problema más grave de India es que a sus dirigentes sólo les interesa realizar una política a corto plazo y no miran hacia el futuro del país", afirman fuentes diplomáticas occidentales.Los analistas consideran que, a pesar de la crisis del Golfo que, con el aumento de los precios del crudo, ha precipitado los males de la economía india, aún habrá un ligero crecimiento económico este año, pero advierten que el gigante asiático ha entrado en una fase de vacas flacas. "Si no se toman medidas ahora mañana no habrá solución", afirma un hombre de negocios indio.

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