EE UU reafirma su compromiso de velar por la seguridad de Israel
"Estados Unidos continúa siendo fiel a su compromiso de velar por la seguridad y la superioridad estratégica de Israel", declaró ayer en Jerusalén el secretario de Defensa norteamericano, Richard Cheney, al término de una visita de 24 horas. El jefe del Pentágono señaló asimismo que equipo militar de su país está siendo almacenado en Israel con vistas a la eventualidad de una nueva guerra en Oriente Próximo. EE UU ha construido ya bunkers con este propósito, aunque aún no los ha utilizado por las implicaciones políticas.
El Ejército del aire israelí recibirá 10 aviones F-15 suplementarios (además de los 15 ya prometidos) y Estados Unidos financiera el 72% del costo del desarrollo de la segunda fase del misil antimisil Arrow, estimado en 340 millones de dólares (unos 35.000 millones de pesetas).En el centro de las discusiones entre Cheney y su homólogo israelí, Moshe Arens, se encontraba el plan del presidente George Bush para el desarme ABC (Atómico, Biolóligo y Químico) en Oriente Próximo. Cheney ha prometido que EE UU emprenderá "conversaciones detalladas" con Israel a fin de examinar la mejor forma de poner en práctica el plan.
No se trataría de privar a Israel de su armamento nuclear, sino de "congelar la produccion y el desarrollo de armas no convencionales, a su nivel actual". Dicho claramente, esto significa que incluso si el plan llega a ponerse en práctica, el Estado judío (al que publicaciones especializadas extranjeras atribuyen la posesión de 30 bombas atómicas) conservaría una neta ventaja sobre sus vecinos, que aún no han desarrollado arsenales nucleares.
El gran temor de Israel es verse sobrepasado claramente en armas convencionales por sus vecinos árabes, cuyos efectivos humanos y materiales superan por mucho a los del Estado hebreo.
La amenaza atómica
Se cree que, en una ocasión al menos, Israel ha estado a punto de utilizar el arma atómica para evitar una derrota que habría puesto fin a la existencia del Estado. Después del ataque sorpresa egipcio-sirio de octubre de 1973, cuando las líneas israelíes se habían hundido en el Sinaí y el sur del Golán, Moshe Dayan (entonces ministro de Defensa) fue presa del pánico y dijo: "La supervivencia nacional está en peligro". Por un momento, flotó en el ambiente el espectro atómico. Más recientemente aún, durante la guerra del Golfo, los norteamericanos eran conscientes de que si Sadam Husein osaba enviar misiles con carga química sobre Tel Aviv podría provocar la respuesta nuclear israelí.
Este riesgo es probablemente una de las razones por las cuales Bush quiere poner fin a la carrera de armamentos en la zona. Arens y el primer ministro, Isaac Shamir, han subrayado que su país es favorable al plan de desarme de Bush, pero que éste, para ser completo y no dejar escapatoria, debe tener en cuenta los siguientes cuatro puntos:
1) No se debe limitar a Israel y sus vecinos directos, sino que debe incluir a enemigos de Israel como Irán y Libia.
2) Debe aplicarse también a las armas convencionales.
3) No basta con que Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido, Francia y China limiten o cesen sus ventas, ya que otro países son importantes suministradores (como Brasil, Corea del Norte e Italia).
4) Deben establecerse inspecciones regulares. Y un control mutuo no es posible sino en un clima de distension y confianza.
Dicho de otra forma, el desarme en Oriente Próximo sólo será posible y creíble tras la firma de tratados de paz entre Israel y sus vecinos árabes y musulmanes.
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