Justicia y sociedad

El Tribunal Supremo ha dictado sentencia pronunciandose sobre la cientificidad de la Asociación Española de Neuropsiquiatría condenando la presencia de los psiquiatras de esta sociedad profesional, fundada en 1924, en algunos foros, como laPasa a la págilla siguiente Viene de la página anterior

Comisión Nacional de la Especialidad, por el hecho de que entre los asociados había profesionales de otras titulaciones: psicólogos, enfermería, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales... Para nadie es un secreto que la diversidad de las disciplinas constituyentes del universo sanitario obliga cada vez más a referirnos a las ciencias de la salud en vez de a ciencias biomédicas. Hay nuevas áreas de descubrimiento científico no necesariamente médicas, como la microelectrónica, inmunología, genetica, bloingenlería, fisiología de receptores.... y también en investigaciones sociales, antropológicas, ecológicas, psicológicas. El cambio ha sido tal en las últimas décadas que organismos como el Insalud, que no contemplaron al hacer su estatuto otras titulaciones superiores que las médicas, no puede pagar como profesionales sanitarios a los psicólogos o a los ingenieros, necesitando adecuar esta norma para evitar los consiguientes perjuicios asistenciales y agravios a profesionales. En psiquiatría, la multidisciplinaridad está presente desde hace mucho tiempo en todos los programas mínimamente evolucionados. Fue uno de los puntos programáticos de quienes asumimos la dirección de la Asociación Española de Neuropsiquiatría en 1977, sacándola de una postración de varias décadas. Respondía a un intento modernizador de una asociación que debía desempeñar un papel importante en la transición democrática, en la reforma de la psiquiatría española. Desde entonces ha formado parte de sus señas de identidad, y así lo ha entendido la asamblea nacional celebrada este mes en Segovia, al reafirmarse en dicho carácter pluridisciplinar frente a propuestas de modificación de estatutos. En mi opinión, la cuestión trasciende el problema psiquiátrico señalado, en cuanto es inherente a la sentencia del alto tribunal el riesgo de judicializar la ciencia y la técnica. Pues, saltando a otro tema de actualidad, en una semejanza quizá exagerada, ¿podría el Tribunal Supremo decidir si la eñe debe o no estar entre las letras de nuestra lengua? Afortunadamente, los articulados jurídicos y su propia interpretación cambian con la sociedad- Manuel Desviat psiquiatra, miembro de la Comisión Nacional de la Especialidad de Psiquiatría.