Disminuye el gasto mundial en armas
Los gastos militares en el mundo disminuyeron en un 5% durante el pasado año como resultado, principalmente, de la reducción de arsenales de Estados Unidos y la Unión Soviética. Este dato confirma la tendencia de los dos años anteriores. Los gastos mundiales se estiman en 950.000 millones de dólares (casi 100 billones de pesetas), de los cuales 800.000 millones corresponden a países desarrollados, y los 150.000 millones restantes, a países del Tercer Mundo, según el Instituto de Investigación de la Paz Internacional.
Si bien los progresos alcanzados, especialmente en Europa, en el primer año tras el fin de la guerra fría, son motivo de satisfacción, el desarrollo de los acontecimientos en otras partes del mundo justifica la prevención contra la euforia. La reciente guerra del golfo Pérsico es la prueba más evidente.Además, 30 conflictos armados han azotado diversos países en 1990, en Europa, Oriente Próximo, Asia, África y Centro y Suramérica. De ellos, sólo uno, el de India y Pakistán, fue un conflicto entre Estados. En Europa, estas guerras han quedado aparentemente excluídas, pero está latente el estallido de conflictos armados por motivos nacionalistas, étnicos o religiosos.
Éstos son algunos de los datos y conclusiones contenidos en el libro del año del Instituto de Investigación de la Paz Internacional (SIPRI) que con el título Armamento y desarme en el mundo fue presentado ayer en Estocolmo por el director del organismo, Walter Stützle.
Como causas de la tendencia a la reducción de los gastos militares se señalan, además del cambio experimentado en las relaciones Este-Oeste, factores como los ajustes presupuestarios. Según estimaciones preliminares de SIPRI, Estados Unidos y la Unión Soviética redujeron sus gastos militares el año pasado en un 6% y 10%, respectivamente.
Los países de la Comunidad Europea (CE) gastaron en 1990 aproximadamente 152.000 millones de dólares, lo que representa una suma similar a la de 1989. Francia, con 9.100 millones de dólares, el Reino Unido, con 7.000 y la República Federal de Alemania, con 5.703, fueron los mayores compradores de armas pesadas durante 1990. España, por su parte, continuó con la tendencia decreciente desde 1988, año en que gastó 1.484 millones de dólares para pasar a 1.065 en 1989 y llegar a 904 millones en 1990. También los países de la CE muestran tendencia a disminuir levemente el número de personas de sus Fuerzas Armadas, con la excepción de Turquía, que tiene 827.000 hombres aplicados a ese fin, mientras que Francia, que le sigue, tiene 550.000. España aumentó el personal de Defensa de 277.000 en 1989 a 295.000 en 1990.
En cuanto al comercio de armas convencionales pesadas, su valor global ha sido estimado por los investigadores de SIPRI en 21.726 millones de dólares (a precios de 1985), lo que representa un descenso del 35% con relación a 1989, según cálculos preliminares no completados. La Unión Soviética y Estados Unidos siguen siendo los mayores exportadores de armas a países del Tercer Mundo, totalizando entre ambos el 69% de las entregas (29% de la URSS y 40% de EE UU). Los 12 países de la CE contabilizan el 20% del total del comercio de dichas armas, pero dentro de esa suma la participación de los tres mayores productores de la CE, Francia, Reino Unido y Alemania, subió hasta un 90%. Esto se refleja en el descenso de las exportaciones de países como Holanda, España e Italia. España exporta por un valor de 74 millones de dólares, de los cuales 62 corresponden a países del Tercer Mundo y 12 a países industrial izados.
Inseguridad económica
Con el fin de la guerra fría, la seguridad económica se ha convertido en un factor tan importante como el tradicional concepto de seguridad militar. El problema de la deuda que afecta a un gran número de países tanto del Tercer Mundo como de la Europa central y del Este se ha convertido en un símbolo y un indicador de la inseguridad económica, señalan los investigadores de SIPRI. Aun en el caso de un conflicto militar como el del golfo Pérsico, los factores económicos han jugado un papel indudable. De ahí la necesidad de resolver el problema de la inseguridad económica si se quiere garantizar una paz global.El coste económico de la crisis del Golfo, independientemente del acarreado por la devastación y la guerra en sí, es estimado en 53.000 millones de dólares, suma casi equivalente al total anual que los países del Tercer Mundo reciben por concepto de asistencia interna.
El total de la deuda acumulada por los países deudores, en los que SIPRI incluye a los países ex socialistas, fue superior, en 1990 a 1,4 billones de dólares.
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