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La Administración norteamericana expedienta a Iberia con vistas a suspender sus vuelos a Nueva York y Miami

El Departamento de Transportes norteamericano abrió ayer un expediente a la compañía aérea Iberia con vistas a suspender dentro de 60 días sus vuelos a sus dos principales destinos en EE UU, Nueva York y Miami. El Gobierno español y la compañía de bandera disponen hasta el próximo martes para presentar sus alegaciones. Para ser efectiva, la sanción tiene que ser refrendada por el propio presidente George Bush.

El secretario de Estado de Cooperación Internacional, Inocencio Arias, y representantes de los ministerios de Transportes y de Industria examinaron ayer por la tarde la adopción por España de medidas de reciprocidad contra las líneas aéreas norteamericanas que vuelan a España, pero una decisión en este sentido no parece probable.La iniciativa del secretario de Transportes norteamericano, Samuel Skinner, fue tomada tras la prohibición española, el jueves, de los vuelos inaugurales Miami-Madrid y Nueva York-Madrid que las dos mayores compañías aéreas de EE UU, American Airlines (AA) y United Airlines, tenían previsto efectuar anteayer y el viernes. American Airlines, que tenía anunciada su salida en el aeropuerto de Miami, tuvo a última hora que cancelar el vuelo y buscar compañías alternativas para hacer llegar a sus pasajeros a Madrid.

"Las nuevas rutas", manifestó Arias al término de la reunión que presidió ayer, alteran el equilibrio existente en el acuerdo aéreo bilateral de 1973, y en consecuencia, no hemos dado el permiso de aterrizaje". Podríamos reconsiderar nuestra negativa si se nos otorgan compensaciones".

En su última iniciativa antes del desencadenamiento del conflicto, la Administración española propuso el jueves a los norteamericanos poner en marcha los acuerdos alcanzados en tres rondas de conversaciones (AA y United hubiesen podido volar provisionalmente a Madrid) y reanudar el martes en Washington el diálogo sobre el principal escollo de la negociación. La respuesta que recibió fue el anuncio de apertura del expediente.

La principal dificultad surgida en la negociación tendente a intensificar el tráfico aéreo entre ambos países ha sido el empeño de Washington por introducir a partir de enero de 1992 a una tercera compañía aérea norteamericana, Continental Airlines, en la ruta Nueva York-Madrid, que ya operan TWA y Pan Am. Continental volaría desde el aeropuerto de Newark, mientras las demás lo hacen desde el de Kennedy. A pesar de que la cuota de mercado de las compañías estadounidenses se acrecienta cada año en detrimento de Iberia, la parte española no se ha negado a incorporar a Continental a esa ruta transatlántica, pero pide hacerlo progresivamente y nunca antes de 1994.

Ambas delegaciones negociadoras (la española estaba encabezada por Carlos Blasco, y la norteamericana, por Paul Wisgerhof) se han puesto, no obstante, de acuerdo sobre el grueso de la liberalización del sector. A cambio de la apertura de las dos rutas antes mencionadas y de una tercera de Atlanta a Madrid, que operaría Delta, Iberia hubiese podido incrementar de 7 a 10 el número de sus destinos en EE UU y, sobre todo, iba a poder utilizar el aeropuerto de Miami en hub (centro de actividad).

Tres aviones en Florida

En Miami hubiese dispuesto de una flota de tres aviones autorizados a volar a todo el Caribe y Latinoamérica, excepto a Argentina, Brasil y Uruguay. A bordo subirían sobre todo pasajeros en tránsito procedentes del vuelo de Iberia de Madrid, aunque también podrían embarcarse viajeros procedentes de otros lugares o de Miami.

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