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Tribuna
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El ejemplo

Algunos senadores, que deberían ser honra y prez de la caballería andante, han sentado un precedente peligroso votando unos por otros, quien con las manos, quien con los pies, y porque no tenían pitones, pues, de tenerlos, con los pitones habrían votado también. Algunos senadores, que no quieren ser ni honra ni prez, pues eso no sirve de nada en estos tiempos, han dado con su comportamiento un ejemplo pernicioso precisamente cuando apenas faltan dos semanitas escasas para que el país entero vaya a votar.Ya se sabe lo que son los ejemplos perniciosos: va uno, quema un coche, y al día siguiente salen otros cien quemando todos los coches que se encuentren a su paso; va uno, viola a una vieja, y al día siguiente ya están otros cien buscando viejecitas para violarlas; va uno, se mete a contramano en una carretera, y al día siguiente cien más se lanzan con sus cochazos a contramano, que es cosa de mucho gusto y diversión.

Hay demasiado débil mental en el mundo para que, encima, les vayan dando ideas. Y los senadores que no quieren ser honra y prez han lanzado una muy apetecible para el día de las elecciones: votar por el vecino. Los electores no tienen más que llegar a la mesa, decir a la paz de Dios, y meter en la urna su voto y el de toda la vecindad sin que pase absolutamente nada.

A los colegios electorales les ocurre lo que al Senado, que, como ha dicho su presidente, no es un cuartel, y no van a andar vigilando a la gente ni pasando lista. En democracia, si es a estilo senador, ya se sabe: un hombre, un voto, o 2.000; depende. En democracia, si es a estilo senador, cada cual puede votar por quien le venga en gana, y, si en el recuento final salen más votos que votantes, pues se pone uno a silbar El sitio de Zaragoza, melodía patriótica muy agradecida en casos de disimulo y certámenes de bandurria.

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