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La madre de un heroinómano denuncia la existencia de droga en el Ramón y Cajal

María T. C., ha presentado una denuncia en la comisaría, del distrito de Chamartín para que se investigue quién está surtiendo droga a su hijo, internado desde el pasado 24 de abril en la undécima planta del hospital Ramón y Cajal. María afirma que su hijo, heroinómano de 21 años, bajó el domingo con 1.000 pesetas a la planta cuarta "y una hora después subió a su habitación drogado y casi sin poder hablar". Luis Buzón, jefe clínico de la cuarta planta, ocupada por toxicómanos, admite que pueda existir droga, aunque intuye que es un problema de todos "los grandes hospitales de España".

La madre del joven heroinómano, adicto desde los 14 años y víctima de una afección de bazo, motivo de su nuevo ingreso en el Ramón y Cajal, señaló ayer a El PAÍS: "Es incomprensible que mi hijo encuentre droga en un hospital. He presentado una reclamación al director y una denuncia en comisaría para que alguien tome medidas y esto no se repita".María T. C. advirtió que su hijo se encontraba bajo los efectos de la droga en la tarde del pasado domingo, después de que éste se obstinara en bajar a la cuarta planta, en la que se ubica la unidad de infecciosos y donde generalmente se encuentran enfermos de sida y toxicómanos.

Interrogado por su madre, el muchacho (que responde a las iniciales C. A. T.) admitió haberse picado en la cuarta planta, pero rehusó tajantemente desvelar quién le había proporcionado la droga.

María T. C., miembro de la Asociación de Atención a Menores y Jóvenes de Hortaleza (Amejhor), indica que su hijo ha estado hospitalizado varias veces en el Ramón y Cajal, y que ésta no es la primera vez que ocurre algo similar. "En tina ocasión, el médico le dio el alta al comprobar que se había drogado".

Búsqueda de droga

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El Jefe clínico de la cuarta planta, Luis Buzón, matizó ayer que desconocía este caso concreto, aunque señaló: "No me extrañaría que alguien, pero no del hospital, le haya proporcionado droga. Estén donde estén, los toxicómanos se las apañan para conseguirla"

Buzón opina que,el Ramón y Cajal "no es un hospital penitenciario", y sostiene que sería inconstitucional registrar a cuantas personas visitan el centro. Virgilio Fresneda, jefe del servicio de cirugía digestiva, en la que está intenado, el heroinómano, descarta "taxativamente" que exista tráfico de drogas en el Ramón y Cajal y menos aún que haya detrás personal sanitario. Fresneda afirma: "Estos enfermos son muy difíciles... Los hay que se fugan del hospital para drogarse y luego vuelven".

La supervisora de la undécima planta refiere que C. A. T ha originado problemas de convivencia desde que ingresó en el centro, y que incluso ha amenazado a algunas enfermeras. Respecto a que el muchacho se ausentara de la planta para obtener la droga, la supervisora dice: "No podemos estar todo el rato detrás de él, ni tenerlo atado Para que no se mueva de la planta".

La relaciones públicas del hospital subraya, por su parte, que los guardias de seguridad no son policías, y que, por tanto, su cometido no es hacer registros personales indiscriminados para evitar que alguien introduzca droga, en el caso de que "exista ese alguien". La madre sospecha que el domingo su hijo telefoneó a un camello para que le llevara la droga.

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