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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los asesinos

EN UNO de sus últimos escritos, ETA ha lamentado que una bomba de cuya colocación en una calle de San Sebastián asumía la responsabilidad hubiese mutilado a un niño que pasaba por allí. Puesto que otra bomba del mismo origen segó ayer en esa ciudad la vida de una adolescente de 17 años y causó graves heridas a una de sus hermanas, de 12, es posible que la persona encargada de ese menester en ETA esté ya preparando un comunicado similar.Es posible, pero no seguro, pues en este caso se trataba de la familia de un policía. Y ninguna desazón especial provocó en los redactores de comunicados el hecho de que la mujer de un policía resultase gravemente herida en el atentado que la semana pasada costó la vida a su marido en la localidad vizcaína de Barakaldo. Los escribientes de ETA no acaban de ponerse de acuerdo sobre el grado de culpabilidad de los familiares convertidos en víctimas, aunque en general tiende a imponerse la idea de que el hecho de ser víctimas los convierte en culpables. Al fin y al cabo, alguien que dice pertenecer al ala aperturista de Herri Batasuna (HB) acaba de declarar que "es una de las consecuencias de toda confrontación armada producir hechos lamentables". Cuando lo verdaderamente lamentable es que haya personas tan atrapadas por el miedo que confundan lo heroico con lo sangriento y consideren valerosos patriotas a quienes colocan un artefacto expresamente destinado a asesinar a un policía y sus cuatro hijos.

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