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Huida kurda hacia el sufrimiento

Miles de refugiados esperan en la frontera turca, poner a salvo a sus familias

Cada pocos minutos, los pershmergas kurdos abandonan el poblado escondido entre las montañas de la frontera turca. Segundos después suenan disparos. Son los propios guerrilleros, que tienen esta forma de llamar a comer. Apenas dos días antes utilizaban esos mismos Kaláshnikov contra los soldados iraquíes; ahora están en retirada, junto a sus familias, para escapar de una impotente rebelión que terminó completamente colapsada.

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Los refugiados habían asumido que su huida ante el rápido avance de las tropas iraquies marcaría el final de sus sufrimientos. Pero la seguridad aquí es otro combate. Los kurdos están muriendo en gran número. Los guerrilleros quieren enviar a sus famillas,al interior de Turquía, unas dos horas de camino, en busca de alimentos, pero los soldados turcos no permiten el retorno de los varones para que se reincorporen a a la lucha. De niodo que esperan en Burjelia e intentan sobrevivir a la espera de que los turcos cambien de opinión.Hay unos 5.000 refugiados en esta población, que ha sido abandonada por los lugareños turcos hace algunos años, ante los continuos a,[aques terroristas de kurdos de Turquía.

Unos dos millares de entre estos refugiados son niños, la mayoría víctimas de diarreas, virtualmente hambrientos apenas tienen unos granos de arroz revueltos con hierbas hervidasy carecen de agua limpia. El riachuelo que discurre por el pueblo está polucionacio por los restos de animales y cadáveres humanos. Pero es la Única agua a su alcance, y la beben. Muchos de estos niños están desahuciados, y los más pequefios; morirán sin remedio.

En una época normal, aquí había prospericiad y la gente de este pueblo era feliz, en medio de una tierra fértil y extraordinariamente bella. Ahora la zona está esquilmada; los pastos, convertidos en pedregales, y las coquetas casitas de antaño hoy están recubiertas por el moho y los excrementos humanos.

Los padres de los niños que fallecen intentan desesperadamente mantenerlos con vida. Buscan refugio en las casas e improvisan campamen-.os en la ribera del río, pero aquí no se encuentran medicinas ni médicos. Y los soldados turcos de la zona rehúsan acudir en su ayuda, un tanto asustados porque piensan que los kurdc,s turcos rebeldes están agazapados en las montañas vecinas. Nadíe piensa en enviar ayuda. Esto es Irak, aunque no se ve un iraquí en kilómetros a la redwada. Nosotros somos los primeros occidentales en llegar hasta aquí desde el comienzo del éxodo kurdo, y la mirada de los refugiados es de ansiedad antes de preguntarnos: "¿Doctor?, ¿doctor?". Algunos se desploman entre sollozos cuandc nuestra respuesta es negativa. desesperación es un excelente alimento para la violencia.

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Al principio se enterraba a los muertos en grutas o colinas próximas. Luego llegó el cansancio, y las sepulturas se hacen con ramas o hierbajos -Éste es nuestro trabajo habitual ahora", comenta un pershmerga que lleva a la espalda un lanzagranadas. "Pero no tenemos munición, ya nadie mata iraquíes, y no tenemos siquiera combustible para incinerar a nuestros muertos ".

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