_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Tierra y paz

EL TIEMPO dirá cuánto ha cambiado la situación en Oriente Próximo después de que ayer se diera por oficialmente concluida la guerra contra Irak. Por de pronto, el problema palestino sigue irresuelto. Naturalmente, el único camino viable para su solución sigue siendo, como siempre, la aplicación de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad, es decir, el intercambio de tierra por paz. El Gobierno de Israel, como siempre también, sigue aplazando la discusión con el pretexto de que no existen interlocutores fiables del lado palestino.James Baker, secretario de Estado norteamericano, realiza en estos días su segundo viaje a la zona desde el término de la guerra de Kuwait. Las escalas en Israel, Egipto y Siria han servido a Baker para intentar definir las ideas -ya barajadas hace tres semanas en su primer periplo- en las que se basaría el renovado esfuerzo de paz. Lo que se propone es convocar una conferencia regional bajo el patrocinio conjunto de Estados Unidos y la Unión Soviética, en cuyo marco pudieran celebrarse, por fin, conversaciones de paz entre los países árabes e Israel. Aunque Egipto, con la presumible anuencia de Siria y Libia, afirma que prefiere un formato internacional más amplio bajo el auspicio de la ONU (que incluiría la participación de miembros del Consejo de Seguridad menos favorables a Israel que EE UU), su reticencia no debe ser muy obstinada, sobre todo considerando que es la primera vez que Israel acepta la idea de una conferencia-marco, es decir, concebida sólo como escenario de negociaciones bilaterales y sin capacidad para imponer soluciones.

Sin embargo, éstas son cuestiones más bien formales. La dificultad principal sigue siendo que Israel no tiene intención de intercambiar paz por territorios, es decir, de retirarse de los que ocupa. Tal actitud cierra toda posibilidad de hallar una solución que satisfaga, aunque sea en una medida mínima, las aspiraciones de los palestinos, condición, a su vez, para que los países árabes reconozcan un Estado judío con fronteras seguras.

Es hora de que la comunidad internacional recuerde al Gobierno de Tel Aviv que es él quien bloquea con su actitud el progreso de la paz. No es serio que mientras el primer ministro Shamir aparenta discutir planes de paz con Baker, su ministro de Vivienda, Ariel Sharon, asegure no sólo que los judíos no se marcharán de los territorios ocupados, sino que se seguirán construyendo en ellos asentamientos ilegales. La Administración de Bush debe ahora incrementar su presión y forzar al Gobierno de Shamir a negociar con su propia fórmula antes de que se le ocurra otra nueva añagaza para evitar alteraciones.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En el campo contrario, la crisis del Golfo sí ha producido una revolución. El alineamiento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) con Irak fue un serio traspié para la cúpula dirigente. Tanto, que son cada vez más frecuentes los llamamientos internos a la sustitución de Yasir Arafat. Simultáneamente, los palestinos de los territorios ocupados, integrados o no en la OLP, han empezado a hacer gala de una inédita moderación; incluso han llegado a proponer su propio plan de paz y negociación. Hace tres días, los más conspicuos de entre ellos fueron recibidos por Baker en Jerusalén y tuvieron ocasión de analizar la nueva propuesta de conferencia regional. La sensatez de su postura ha debido convencer al secretario de Estado de que por Fin ha encontrado unos interlocutores que podrían ser impuestos al Gobierno israelí. El campo árabe desea la paz, le conviene y sabe que es la única opción para la prosperidad futura. ¿La quiere Israel?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_