Un 'alucine' barato que puede acabar muy mal
M. P. O. El fármaco antiparkinsoniano es a las fiestas de algunos adolescentes de arrabal lo que la cocaína es a determinados parties de élite, y habitualmente se presenta como un complemento del ritual de las litronas y las chivecas, es decir, que nada en cerveza. A razón de 265 pesetas la caja de 25 comprimidos, está al alcance de los bolsillos más deprimidos. Se comercializa bajo una sola presentación y es de muy fácil obtención, puesto que, al no estar clasificado como psicotrópico, no requiere receta médica especial.
En teoría, este fármaco sólo debería venderse con receta médica, pero en la práctica, como ocurre con otros muchos medicamentos, los farmacéuticos lo venden sin ella.
El prospecto indica que "la dosificación debe ser siempre y exclusivamente fijada por el médico para cada enfermo individualmente", y que deberá administrarse con precaución en enfermos con alteraciones cardiacas o antecedentes de psicosis, pero no advierte sobre los potenciales efectos alucinógenos ni sobre los peligros concretos de una posible intoxicación y uso indebido.
"Este fármaco puede ser potencialmente muy peligroso si no se utiliza en indicaciones médicas muy precisas y a dosis terapéuticas correctas", afirman en un escrito los doctores González Monclús, Miguel Bernardo, Diego Palau y Alberto Arauxo, del citado servicio. Y añaden: "Como ocurre en las intoxicaciones agudas por otras drogas psicotrópicas, en este caso también se pueden producir graves accidentes derivados de las alteraciones de la conducta que presentan en estas circunstancias". "Por otra parte", señalan, "si las dosis son excesivas, el efecto del fármaco, potenciado por el alcohol, puede derivar en un cuadro estuporoso, un coma anticolinérgico y finalmente la muerte si no se aplicase el tratamiento correcto"-.
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