La 'solución final'
No he leído aún el programa electoral que el Partido Popular, sin duda, habrá elaborado de cara a los comicios venideros. Ignoro, por tanto, las soluciones que el presumible candidato de ese partido a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, arbitrará en él para el acuciante problema del tráfico rodado en nuestra capital. A la vista de un suceso del que he sido involuntario participante, quizá la solución final que todo edil busca denodadamente sea, en su caso, la abierta práctica de la infracción, basada, eso sí, en la antiquísima y probada ley del mas fuerte.El martes día. 2 de abril, a las 21.25 de la noche, iba yo en taxi calle de Velázquez arriba. No era el tráfico malo a esa hora hasta llegar unos 50 metros antes de la manzana donde está la iglesia de los Doce Apóstoles; allí estuvimos detenidos unos 15 minutos, a razón de un avance de tres metros por minuto. El motivo era que en esa parroquia se celebraba una función, no sé si litúrgica o política, ya que había ante su fachada una gran afluencia de personas de peso (me pareció distinguir desde la ventanilla la inconfundible cuadratura de espalda de los guardaespaldas) y una doble y en ciertos espacios triple fila de coches estacionados.
Cuál no sería mi sorpresa cuando, encajonado aún en mi puesto fijo de observación, vi salir del templo al joven líder del PP y, a continuación, subir a(tan mal) aparcados, al menos los 15 minutos en que el mío y varias docenas más estuvieron inmovilizados por su culpa, y casi seguramente desde bastantes minutos antes.
En el cruce de la calle siguiente, una vez superado el tapón, dos guardias municipales, libreta en mano, levantaban el rostro hacia el infinito, sin duda invocando a la justicia.- Vicente Molina Foix.
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