Parricidas por una denuncia anónima
Un matrimonio asturiano estuvo tres días en prisión, acusado de la muerte de su hijo
Ramón Rubio Díaz y su esposa, María Auxiliadora da Silva, que permanecieron encarcelados durante tres días en la prisión de Oviedo por su presunta responsabilidad en la muerte de su hijo de siete meses de edad, no desean conocer la identidad de la persona que los denunció ni emprender acciones judiciales contra ella. Una vez en libertad, y descartada cualquier causa no natural en el fallecimiento de su hijo, el matrimonio sólo aspira a reanudar su vida con normalidad en la aldea de Busmeón, en el municipio de Tineo, cionde se afincaron en agosto pasado, y, sobre todo, olvidar cuanto antes lo sucedido.
"Esto ha sido una maldad de los vecinos, pero no varnos a llevar a nadie a los tribunales. Sólo queremos olvidar y confiar en que quien haya sido, reciba su castigo de Dios por todo lo que nos ha hecho pasar", manifestó el joven llamón Rubio Díaz, de 27 años de edad. a su salida de la cárcel.Su esposa, María Auxiliadora, de 23 años, mulata y de nacionalidad brasileña, asegura que no alcanza a sospechar quién pudo haberles acusado ante la Guardia Civil de haber infligido malos tratos al bebé. "Ya bastante tenemos con haber perdido a nuestro hijo y con haber pasado luego por la cárcel", añade María Auxiliadora.
El matrimonio abandonó la prisión de Oviedo en la tarde de anteayer, una vez que la autopsia practicada a su hijo, Ramón Aritomo Rubio da Silva. de siete meses, atribuyera su óbito a muerte natural súbita y descartara de modo taxativo cualquier traumatismo o indicio de malcis tratos en el cuerpo del niño, fallecido 15 días antes. Ramón y María Auxiliadora permanecieron tres días en prisión, y, con anterioridad, otros dos, detenidos en el cuartel de la Guardia Civil de Tineo mientras se practicaban las diligencias. Ya en libertad, la sensación era necesariamente una mezcla de alegría y de pesar: "Nadie puede saber qué se siente cuando todos te miran creyendo que has matado a tu hijo".
El niño falleció el día 16 del pasado mes de marzo. Días después, se recibió en el cuartel de la Guardia Civil una denuncia de posibles malos tratos causados por el matrimonio a su hijo. En el pueblo de Busmeón, una aldea de nueve vecinos en el municipio de Tinco, corrieron entonces rumores que apuntaban a posibles anomalías.
Se dijo que el niño había muerto un día antes de que los padres lo hicieran público y se llegó a afirmar que un médico de la zona había extendido el parte de defunción sin reconocer al cadáver. Por el contrario, el padre del niño aseguró que encontró a su hijo muerto en la cuna cuando iba a proceder a cambiarle los pañales, poco después de que él mismo le hubiera dade la pa pilla.
Indicios poco claros
La existencia de indicios poco claros aconsejó a la Guardia Civil y a la Policía Judicial emprender diligencias para el esclarecimiento de los hechos. El juez de Tineo, José María Serrano de Aspe, que ordenó el sábado el ingreso en prisión del matrimonio y la exhumación del cadáver del niño para proceder a su autopsia, declaró a EL PAÍS que se adoptó esta decisión después de haber tomado declaración a los padres del bebé."De las declaraciones realizadas por las partes implicadas se desprendían indicios de que podía haber algo no suficientemente claro", señaló.
Por esta razón, el juez ordenó el encarcelamiento de los dos jóvenes como una "medida cautelar". El mismo juez ordenó la libertad condicional del matrimonio anteayer rnartes, una vez conocido el informe del forense. "Los ultados de la autopsia son determinantes y contradicen las,declaraciones realizadas", señaló José María Serrano. El informe del forense atribuye la defunción a muerte súbita infantil y descarta cualquIer tipo de violencia o de traumatismo. Es más, al cabo de haber permanecido enterrado 15 días, el cadáver no presentaba ni tan siquiera un hematoma", añadió.
Todo apunta a que las confusas declaraciones de la pareja fueron determinantes para que cobraran verosimilitud los rumores que circulaban por la localidad y que ahora han quedado totalmente desmentidos por el informe del forense.
Ramón Rubio y María Auxilladora se conocieron en Brasil, adonde Ramón se había trasladado después de que fuera puesto en libertad condicional tras su detención, años atrás, como presunto autor del incendio de un monte de pinos en Busmeón.
Estancia en la cárcel
El matrimonio viajó a España a finales de 1989, donde se afincó. Reclamado por la justicia a causa del incendio forestal que se le imputó, el joven fue detenido en Tuy (Pontevedra), donde peririanecio en prisión durante siete meses. El pasado ines de agosto, ya en libertad el marido, el matrimonio se trasladó a Busmeón, el pueblo natal de Ramón Rubio. Un mes después, en septiembre, nació el primero y hasta ahora único hijo de la pareja, fallecido el pasado día 16.Busmeón es una aldea a la que aún no ha llegado el tendido telefónico y que dista 15 kilómetros de Tinco, la capital del municipio. Se trata de una zona ganadera de la Asturias interior, una tierra de pastos y de brañas en el suroccidente asturiano. Desde que se aflincaran en el pueblo, en agosto pasado, la pareja vive en la casa de dos tíos del joven, ambos octogenarios y enfermos, y únicos habitantes hasta ese momento de la casa fiamiliar desde que fallecieran los padres de Ramón.
Uno de los ancianos perinanece internado en el Instituto Nacional de Silicosis, en Oviedo. Cuando el matrimonio abandonó el martes pasado la cárcel, portando varias bolsas de plástico que contenían sus pertenencias personales, se dirigió a pie hasta el centro hospitalario para conocer el estado de salud de su tío antes de regresar al pueblo, donde desde ayer pretenden reanudar su vida
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.