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Lapidar a la familia

Un hombre acusa al Ayuntamiento de dar sus datos a vendedores de mármol para tumbas

Elsa Fernández-Santos

Manuel P., de 36 años, rellenó el pasado 19 de marzo con sus datos los papeles para poder enterrar a su padre, J. P., de 74 años, muerto el día anterior. Manuel, ayudante técnico del Metro, padre de una niña y residente en Fuenlabrada, ha puesto el grito en el cielo y ha denunciado al Ayuntamiento por ser el "único sospechoso" de facilitar los datos que han permitido que una avalancha de empresas privadas de marmolistas bombardease su domicilio por carta, teléfono e incluso personalmente para que compre una lápida para la tumba de su padre.

Simón Viñals, concejal de Sanidad y Consumo y presidente desde hace dos años de la funeraria, descarta de forma rotunda la posible implicación de la Empresa de Servicios Funerarios a la hora de facilitar los datos de la persona que contrata el servicio para enterrar al difunto."El Ayuntamiento no facilita los datos absolutamente a nadie. Lo podemos asegurar. ¿Que quién puede? Otras entidades pueden ser la fuente: desde los centros sanitarios hasta el juzgado y sus oficinas, además del Registro Civil o las compañías de seguros., donde también se tiene constancia de los fallecimientos y de los datos de sus familiares", asegura el concejal Viñals.

"Yo no acuso a nadie, pero esas posibilidades existen. Sólo puedo asegurar que la Empresa de Servicios Funerarios no facilita datos a nadie. No es nuestra sensibilidad que se moleste a las familias de los difuntos por un fin económico", añade el responsable de Sanidad.

Por su parte, Manuel P. asegura que en ningún momento rellenó otros papeles que no fueran los del tanatorio municipal y que además, cuando llamó "indignado" a Granitos Villalba, una de las empresas que le habían enviado un catálogo a todo color -con precios incluidos y fotos detalladas de cada tipo de lápida-, le dijeron que sus datos los habían obtenido a través de un listado que les había proporcionado la funeraria.

Tirar de la guía telefónica

Un empleado de Granitos Villalba, empresa perteneciente a la Asociación de Marmolistas declara que las direcciones de los familiares de los difuntos las obtienen de la guía telefónica, "como siempre", y añade: "El nombre del difunto es público tiramos de la guía y averiguamos la dirección". A esto, Manuel P., de apellido basta ate común, se pregunta que si csto es así entonces por qué no llegó el catálogo a la casa de su madre o a la de su hermano mayor."Seguía mi padre de cuerpo presente cuando vino el Primero a ofrecernos su lápida", señala el afectado, que agrega: "Al día siguiente recibí en mi casa dos catálogos de otras empresas con precios y ofertas. Me pareció indignante, pero el colmo fue cuando me llarnaron por teléfono, de otra empresa más, para lo mismo. Rapidamente telefoneé al Ayuntamiento, al concejal Viñals, para denunciar este hecho deplorable. Me dijeron que escribiera al alcalde y eso he hecho".

"Quiero que se investigue quién es la persona que ha violado mi derecho constituinonal del secreto de los datos informáticos que me exigió la Administración. Alguien se forra a costa de estos eventos", afirma el denunciante.

Piratas

Las empresas de marmolistas o van por libre -son las llamadas piratas- o están inscritas en la Asociación de Marmolistas. Al parecer, las denominadas piratas tiene "sus propios métodos", que van desde perseguir en coche a las familias hasta buscar en la guía telefónica, o buscarse filtraciones en hospitales, juzgados, seguros y registros civiles.La Asociación de Marmolistas, formada por algunas de las empresas que ofrecieron sus servicios a Manuel P., descarta la utilización de datos particulares. Su vocal, José Palomo, dice que esta asociación no ejerce ningún tipo de agresión. "Nosotros tenemos dos oficinas, una en la furieraria y otra en el cementerio Sur. Un cartel nos anuncia y los familiares entran sólo si quieren. Nunca salimos a hacer propaganda o a presionar. Nos consta que empresas que están fuera de la asociación obtienen información de la funeraria. Hay infiltraciones y nos perjudica por igual a nosotros, a los familiares y a la empresa funeraria. No sabemos quién es. Si no, se hubiese cortado ya".

Simón Viñals finaliza: "Siempre queda la posibilidad de que un funcionario corrupto filtre la información. Pero sin nombres y apellidos yo no me creo nada. Pongo la mano en el fuego por mis funcionarios".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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