El veto del Gobierno de Bonn frustra un proyecto hispano-alemán para construir nucleares en Irán
El veto impuesto por el Gobierno de Alemania de Helmut Kohl a la transferencia de tecnología sensible a Irán ha frustrado un proyecto hispano-alemán para construir dos centrales nucleares en dicho país. La operación alcanzaba un valor estimado de 3.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de pesetas), según Adolfo García Rodríguez, director general de la firma española Empresarios Agrupados, SA (EASA), que participaba en la operación.
El respaldo del Gobierno español no ha sido suficiente para desbloquear el proyecto, según García Rodríguez, quien asegura que su empresa lo considera "cancelado", pues "empieza a resultar obsoleto".El objetivo de las autoridades de Teherán era concluir las dos centrales iniciadas en tiempos del sha en la localidad iraní de Bushehr, a orillas del golfo Pérsico, cuya construcción quedó interrumpida tras la revolución jomeinista de 1979. Las nucleares, de agua a presión, fueron diseñadas por la firma alemana KWU, filial de la Siemens, siguiendo el modelo aplicado en la central española de Trillo (Guadalajara).
En 1985, la empresa española EASA, especializada en ingeniería de centrales eléctricas y con experiencia en la construcción de Trillo, inició conversaciones con la Atomic Energy Organization of Iran, organismo oficial, para concluir uno de los dos grupos nucleares por un valor de 1.500 millones de dólares (unos 150.000 millones de pesetas), cifra que se habría duplicado de ampliarse en el futuro a la otra central.
Acuerdo España-Irán
La operación contó, según EASA, con el apoyo de la Administración española, que negoció un acuerdo de cooperación con Irán en materia de energía nuclear para darle cobertura legal. La tramitación del proyecto ante la Comisión Europea generó incluso algún momento de tensión entre las autoridades de Madrid y, las de Bruselas. La Comisión desaconsejó políticamente el proyecto por considerar inadecuada la cooperación nuclear con un país que, como sus vecinos de la zona, está intentando conseguir la bomba atómica.
Esta respuesta provocó malestar en la Administración española, cuyos responsables recordaron a la Comisión Europea que no era de su competencia juzgar la oportunidad política de la operación, sino dictaminar si cumplía los requisitos marcados por Euratom, el organismo de la CE para la energía atómica. Tras alguna demora, la Comisión emitió finalmente un informe técnico favorable al proyecto.
Estas gestiones resultaron, sin embargo, inútiles, ya que el Gobierno alemán no autorizó a la firma Siemens a exportar la tecnología imprescindible para llevar adelante el proyecto, basándose en el embargo decretado contra Irán a raíz de su guerra con Irak (1980-1988).
El directivo de EASA admite que la motivación de las autoridades de Teherán a la hora de construir las centrales no podía ser económica, ya que dicho país cuenta con abundante petróleo y gas natural, y atribuye a "razones tecnológicas y de prestigio" el programa nuclear iraní. Tanto las empresas como la Administración española insisten en que el régimen de salvaguardias establecido por la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), y aceptado por Irán, garantizaría el uso exclusivamente pacífico de la tecnología transferida y evitaría su desviación hacia fines militares.
Una delegación iraní visitó España en febrero pasado para discutir la operación, según publicó entonces el diario El Independiente. En abril, el Gobierno admitió, en respuesta al diputado de IU Manuel García Fonseca, que conocía el proyecto y adelantó su posición favorable al mismo.
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