El Gabinete británico logra salvar una moción de censura

El Gobierno británico salvó ayer la moción de censura presentada por los laboristas tras un debate que puso de manifiesto cómo John Major, el primer ministro, está lejos de tener la fuerza y el carisma parlamentarios de que gozaba su predecesora, Margaret Thatcher. Nell Kinnock presentó la moción con un discurso lleno de agudezas en el que subrayó las contradicciones que el caos del poll tax suscita en el Gobierno y Major le contraatacó con una fuerte andanada contra los excesos de los ayuntamientos laboristas y la promesa de que el futuro impuesto será inferior al vigente antes del poll tax.La falta de detalles en el anuncio gubernamental de la semana pasada sobre el impuesto que ha de sustituir al poll tax ha provocado desconcierto, contradicciones y división en las filas conservadoras, hasta el extremo de que Major y el ex ministro de Hacienda, Nigel Lawson, han cruzado espadas verbales. Los laboristas han gozado como nunca del espectáculo y la moción de ayer, sin posibilidades matemáticas de prosperar, no tema otro objetivo que profundizar la herida, seguir presionando al Gobierno y probar la solvencia parlamentaria de Major, a quien la oposición atribuye una flojera que inquieta a los conservadores.

La última moción de censura laborista fue contra Thatcher y se discutió justo el día en que la ex primera ministra anunció su dimisión. Thatcher aprovechó la oportunidad para hacer un repaso a su mandato en una sesión de extraordinaria brillantez parlamentaria.

El líder de la oposición colocó algunos golpes al Gobierno, al que acusó de no saber cómo quitarse de encima el problema del poll tax, de cuya existencia era plenamente responsable ya que nunca los ministros tomaron postura en contra cuando lo impuso Thatcher. Kinnock dijo que la única alternativa era eliminarlo ahora y no andar jugando con fórmulas alternativas.