_
_
_
_
_

Supuesto plan de democristianos y la ex comunistas para derribar a Cossiga

Juan Arias

La sucesión en la jefatura del Estado italiano, que la Democracia Cristiana y los ex comunistas están negociando a espaldas de Francesco Cossiga, parece ser la causa de la furiosa actitud de éste. Stampa Sera, la edición del lunes de LaStampa, el diario de Fiat, ha revelado, recogiendo fuentes del Quirinal, los hechos que han desencadenado las iras del presidente de la República, Francesco Cossiga, contra el,Gobierno de Giulio Andreotti y contra quienes, en su opinión, están conspirando para derribarle.

Según medios de la presidencia de la república, Cossiga fue informado de que el miércoles pasado Achille Occhetto, secretario general del PDS -el antiguo partido comunista-, y el democristiano Glullo Andreotti, jefe del Gobierno, mantuvieron a solas "una larguísima e imprevista entrevista", durante la cual se discutió el caso Cossiga sin que Andreotti defendiera abiertamente a su companero de partido.Según los consejeros del jefe del Estado italiano consultados por Stampa Sera y citados anónimamente pero en frases literales, Cossiga está enfadadísimo con algunos personajes de su partido, desde Ciriaco De Mita a Andreotti, porque organizan a sus espaldas la sucesión a la presidencia.

La estrategia entre los ex comunistas de Occhetto y el grupo Andreotti-De Mita consiste, según las fuentes del Quirinal, en obligar a dimitir a Cossiga "con este Parlarnento", evitando que unas elecciones anticipadas pudieran alterar seriamente el color político de la Cámara tras un posible descalabro del nuevo partido de Ocehetto y una entrada masiva de las ligas regionales. Con tal Parlamento, la eleeción del jefe del Estado, que debería producirse a partir de julio de 1992, podría orien tarse hacia la derecha.

De ahí el apoyo de Occhetto para que Andreotti pueda acabar la legislatura sin elecciones anticipadas, cosa que al mismo tiempo daría más fuerza al jefe del Gobierno como candidato a la sustitución de Cossiga, o en su defecto permitiría colocar en el Quirinal a un democristiano de la izquierda del partido, como Leopoldo Elia, famoso con stitucionalista, o Tina Anselmi, la ex presiderita de la comisión parlamentaria que investigó la logia P-2, ambos favorables a un diálogo de la DC con el PDS de Oechetto y menos favorables a un dialogo con el partido socialista de Bettino Craxi.

Todo ello ha irritado no sólo a Cossiga, sino también a Craxi quien, aun no queriendo abrir personalmente la crisis, desearía elecciones anticipadas para evitar que el nuevo partido de Occhetto esté preparado y para abordar la elección directa del jefe del Estado tras una reforma a fondo de la presidencia, que se opone a la deseada por la izquierda democristiana, apoyada por Oechetto, de un cambio de la ley electoral que favorezca a las mayorías.

Persecución

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Cossiga, que ahora se siente víctima de una persecución, se había declarado dispuesto a dejar su cargo prematuramente a cambio de que se llevara a cabo una reforma seria de las instituciones, empezando por la de la función de la jefatura del Estado.

La declaración de Cossiga de que puede forzar una crisis de Gobierno y disolver el Parlamento incluso contra la voluntad de éste ha creado una gran polémica entre los constitucíonalistas del país, que se han dividido en sus opiniones.

Por ejemplo, Glanfranco Miglio, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Milán, afirma que en realidad los poderes del jefe del Estado en Italia habían sido "congelados" y "redimensionados" exclusivamente "por un delicado juego de equilibrios políticos y por una especie de parlamentarización querida por la izquierda". Y añade que Cossiga "tiene todo el derecho del mundo a disolver el Parlamento" y que el verdadero atentado a la Constitución sería "empujarle a dimitir".

Por el contrario, según Leonetto Amadel, ex presidente del Tribunal Constitucional; Stefano Passigli, catedrático de Ciencias Políticas de Florencia, y Stefano Rodo lá, jurista y presidente del PDS, el presidente de la República Italiana no puede hacer caer un Gobierno, ni disolver el Parlamento por su propia voluntad, ni apoyar a una logia secreta, como la P-2, ya distielta por el Gobierno, o a una institución secreta como Gladio, sobre cuya legalidad democrática indagan aún el Parlamento y la Magistratura.

Por su parte, Alessandro Pizzorusso, constitucionalista y miembro del Consejo Superior de la Magistratura, escribió ayer que Cossiga "no es el Rey Sol", y que en sus declaraciones-noexiste ni la normal prudencia del hombre político". Añade, no obstante, que no será facil obligafle a dimitir, porque haría falta demostrar que-conhechos y no sólo de palabra" ha actuado contra la Constitución.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_