Una rubia seductora
La peseta centra la atención del Sistema Monetario Europeo
La fortaleza de la peseta en el Sistema Monetario Europeo (SME) ha provocado situaciones impensables hace dos años, cuando España se estrenaba en el estricto club. El alto diferencial de tipos de interés ha provocado una fuerte inversión en deuda pública por parte de no residentes, que ha empujado más al alza la peseta. Las políticas monetarias de países como Francia y el Reino Unido están estos días pendientes de la actuación del Banco de España.
Los gobernadores de los bancos centrales europeos se habían reunido, como cada mes, en Basilea. Pöhl, presidente del Bundesbank alemán, tenía la palabra cuando en determinado momento se refirió a "las monedas fuertes" como aquellas propias de economías poderosas. Su mirada se cruzó entonces con la de Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, y luego reflexionó en alta voz: ¿pero, qué es hoy una moneda fuerte? En los tiempos que corren, sencillamente aquellas apetecidas por los inversores, al margen de que reflejen o no una sana economía real.Es el caso de la peseta, sobre la que recae la atención de los países integrados en el Sistema Monetario Europeo, que ven cómo se sitúa en su parte más alta sostenida por unos elevados tipos de interés, a pesar de que la economía española no es la más boyante. El poder seductor de la peseta se basa en un elevado diferencial de tipos reales (descontando la inflación), de forma que la inversión en esta moneda es ahora la que ofrece mayor rentabilidad dentro del SME. El tipo de referencia del Banco de España es el más alto, el 13,5%; le sigue el del Reino Unido (12,5%), lo que hace que la peseta sea, por ejemplo, más atractiva que la libra, con la ventaja de que la permanencia de la divisa española SME la dota de estabilidad en el tipo de cambio.
Su rentabilidad ha provocado un inusitado crecimiento en la demanda de deuda pública por parte de inversores extranjeros. En un año la deuda pública en manos de extranjeros se ha multiplicado por casi cinco al pasar de los 314.000 millones de pesetas hasta marzo de 1990 a 1,4 billones de pesetas, según los datos facilitados por el Banco de España hasta el pasado día 16. "Somos más pobres y más pequeños", comentan en la sede de la madrileña plaza de Cibeles, "pero eso es ajeno al mundo de las divisas. Los cambistas se mueven a corto plazo, y ahora quieren pesetas".
La apetencia por nuestra moneda se ha acelerado, además, en los últimos meses. A final de año los inversores extranjeros tenían 624.000 millones de pesetas en deuda y letras del Tesoro, lo que quiere decir que sólo en el primer trimestre la colocación se ha duplicado ampliamente. Sin duda, a ello ha contribuido el que los no residentes en España no tributan a partir de enero por la compra de deuda pública.
Ello ha permitido que el Tesoro no acuda al Banco de España para financiar el déficit del Estado -el recurso al banco ha disminuido de enero a marzo en 400.000 millones de pesetas frente a un aumento de 415.000 millones en igual periodo del año pasado-, y además ha apreciado la peseta. Tanto que la autoridad monetaria está interviniendo para conseguir que no sobrepase los límites asignados en el Sistema Monetario Europeo -no puede apreciarse más del 6,1 % ni depreciarse más del 5,8%-.
El contrincante
Este mes, la rubia ha mantenido una singular pelea con respecto al franco francés, aquejado de fuerte debilidad. Para que la moneda española no violase su límite superior y el franco no se saliera por la parte inferior de la banda, los dos bancos centrales, el de España y el de Francia, han tenido que intervenir y comprar francos con pesetas. Y eso lo han hecho, conjuntamente, tres días consecutivos esta semana, y los pasados días 11 y 13.
El franco es la tercera moneda con la que la peseta mantiene tensiones. Se estrenó con la corona danesa, siguió con el marco y ahora es el Banco de Francia el interlocutor. El Banco de España, sin embargo, califica sus intervenciones contra el franco como modestas, al haberse situado algo por encima de los 200 millones de dólares. "Ha habido días", dicen, "que las del Banco de Francia han triplicado las de Madrid".
En el banco afirman que la actual situación se puede mantener todavía por un tiempo, que no se especifica, y afirman que daban ya por descontado que la peseta se mantendría fuerte a pesar de la caída del tipo de interés de referencia, que el 15 de marzo pasó del 14,5% al 13,5%. Con la rebaja, se argumenta, lo que se pretende es contrarrestar el levantamiento del depósito previo del 30% de los créditos solicitados al exterior.
La abolición de esta medida permite a las empresas españolas obtener financiación en el exterior a tipos más reducidos. Si una empresa española toma fondos en divisas con intereses más bajos que la peseta, posteriormente deberá vender la divisa y comprar pesetas para utilizarlas en España.
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