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Ofertas muy personales

Algunos de los ofrecimientos entran decididamente en terrenos personales, que exceden con mucho el mero trueque de un cuadro. Tal es el caso de una dama que escribe: "Te propongo ser tu mayor defensora y promotora [sic] en el mundo (como lo fue Gala para Dalí) a través de mis viaje y encuentros (por mi trabajo, viajo mucho). Si te interesa, te invito a la Riviera francesa. Allí vivo (de momento)". La aproximación interpersonal parece ser también el móvil de un hombre afincado en Bremen (Alemania), que dice que "tienes acá [sic] un modelo vivo, que baila incansable gracias a un agujero luminoso, puro diseño humano, lento contorno ligado de ideas, que solo no podría realizar. Me gusta tu forma, tu color...".Frente a tantas y tan entusiásticas respuestas no faltan, claro está, los disidentes. No son muchos; Xano Armenter calcula que un l0% del total. Ninguno de ellos es excesivamente duro, salvo un visitante muy agresivo que escribe, tajante: "Este cuadro es una mierda. ¿Vale?".

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El valor cambiante de un cuadro con gato

De los demás, el menos antipático observa que "estuvo mejor El Padrino III"; el más banal sentencia que el pintor "está loco", y el más críptico anota que "el cuadro, fondo negro predominante, demuestra la duda oscura frente a la voluntad de la vida. Son los gatos, como elemento de suerte, los que juegan sobre la negrura de la vida destino. El aspecto fundamental, de salida, de tal confrontación es la parte elevada en rojo: la voluntad firme como horizonte".

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